Fa Xiao, sentado a la mesa entre Walter y Gao Yan, mordisqueaba la comida mal preparada sin poder tragarla. Aunque hubieran sido los platos más deliciosos, habría dado igual.
Wu Chen lo tocaba sin pausa; en las muñecas, en el brazo, en el cuello. No parecía notar que estaban en público. Pero Fa Xiao tenía aguda conciencia de los veinticinco hombres que lo observaban desembozadamente. Sentía el cálculo de aquellos ojos. Ensartó con un palillo un trozo de carne, lamentando que no fuera el corazón de Wu Chen. El propio orgullo era algo duro de tragar.
– Belleza – susurró Wu Chen –, podría devorarte – le presionó los labios contra el cuerpo. El joven sintió un escalofrío de asco –. ¿Por qué esperar? ¿No te das cuenta de que te amo? ¿No sientes mi deseo?
Fa Xiao se mantuvo rígido, negándose a permitir que su cuerpo se apartara. El le mordisqueó el cuello y le frotó el hombro con la nariz.
– Señor – logró decir, después de tragar varias veces con dificultad –, ¿has olvidado tus propias palabras? ¿No dijiste acaso que teníamos que esperar?
– No puedo – jadeó él –. No puedo esperarte más.
– ¡Pero así tiene que ser! – protestó Fa Xiao con más fastidio del que había querido demostrar, apartando la mano con violencia –. Escuchadme. ¿Qué pasarla si yo cediera a mi pasión y te permitiera venir a mi lecho? ¿No piensas que podría haber un hijo? ¿Quién no pensaría que la criatura era de mi esposo? No puede haber anulación si yo llevo un hijo suyo.
– Belleza... – empezó Wu Chen.
Pero se interrumpió. Las palabras tenían sentido. Además, halagaban su vanidad. Fa Xiao tenía razón: si se acoplaban, harían un hijo en la primera ocasión. Tomó un buen trago de vino, mezclando en su mente el orgullo y la frustración.
–esta bien, esperare, aparte como viniste a mi por voluntad quiere decir que me amas también.
Gao Yan sonrió, entornando los ojos. – Sí, ha venido por su propia voluntad – dijo en voz alta. Después estiró la mano por delante de Fa Xiao para tomar un trozo de carne
Para Fa Xiao, aquella comida pareció horriblemente larga; no veía la hora de retirarse. Cuando Wu Chen le dio la espalda para hablar con su camarero, aprovechó la oportunidad para levantarse y subió apresuradamente la escalera, con el corazón palpitante. ¿Por cuánto tiempo más podría resistirse a Wu Chen? Con cada momento que pasaba sus proposiciones se tomaban más audaces. Dejó de correr y se reclinó contra el frío muro de piedra, tratando de recobrarse. ¿Por qué se empecinaba siempre en manejarlo todo sola?
– ¡que tenemos aquí!
levantó la vista y vio a Gao Yao a poca distancia. Estaban solos en una profunda concavidad de los gruesos muros.
– ¿Buscas un lugar por donde huir? – se burló él – No lo hay. Estamos solos – su fuerte brazo se estiró para rodearle la cintura y atraerlo hacia él –. ¿Dónde tienes ahora esa rápida lengua? ¿Vas a tratar de convencerme de que no debo tocarte? – le acarició un brazo –. Eres tan hermoso que cualquier hombre puede perder la cabeza. Casi comprendo que Wu Chen no se decida a poseerte – entonces volvió a mirarle la cara –. No veo miedo en esos ojos, pero me gustaría encontrar en ellos la llama de la pasión. ¿Crees que arderían así por mí?
Sus duros labios descendieron hacia Fa Xiao, pero el no sintió nada y permaneció rígido. Gao Yan se apartó.
– Eres una bruja de hielo – gruñó. Y lo estrechó con más fuerza. Fa Xiao, con una exclamación ahogada, perdió el aliento.
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Domando un corazón de piedra
Roman d'amourBorracha tuvo un accidente de transito,para despertar y darse cuenta que no solo habia transmigrado al pasado si no que también ahora era un hombre con la capacidad de embarazarse abandonado en su noche de bodas por su esposo. al ser una persona de...