Jugando al esclavo

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- ¡Esto es escandaloso! -gritó Fa Xiao. -¡Me niego a ponerme esto, me niego a salir, y pueden ir a decírselo a él mismo, maldita sea!

-El emperador me admitió que quizá se mostrara irrazonable. Le recuerdo la promesa que le hizo -dijo un eunuco con voz pétrea.
De nuevo Fa Xiao estaba tan enfadado que por un minuto no pudo pensar con claridad. Luego recordó sus propias palabras: -Si me dejas trabajar toda esta noche en un nuevo proyecto ¿quizás mañana a la noche juguemos a ese juego de esclavos que tanto te gusta?
-¡Mañana, Júralo! -había ordenado él.
-Te lo prometo, Liu Ao.
Los pensamientos de Fa Xiao se sucedían a velocidad vertiginosa. Él lo había engañado. ¡Le había mentido en forma deliberada! Había utilizado diabólicamente las palabras del propio Fa Xiao para atraparlo. ¡La túnica que le había elegido para esa noche era totalmente transparente!
-Puedes ir y decirle que se terminaron todas nuestras promesas. - dijo furioso.
-Alteza, no puedo ir y hacer eso, el emperador dijo que tenía que cumplir su promesa si o si

-¡Que venga Minglu!
-Alteza por favor, colabore.
-no trates de darme órdenes y trae a Minglu.
-como desee alteza

-¡Mira esto! -gritó Fa Xiao al tiempo que levantaba una prenda de color rojo carmesí.
-Es una túnica para seducir. Le quedará magnífica.
-¡Quedaré desnudo! Uno de ustedes ira a decirle que me niego a vestir eso.
-Habrá que hacerlo con diplomacia, Alteza. Iré Yo, el eunuco tiene mucho pudor al negarle algo al emperador.
Minglu camino hacia la habitación donde Liu Ao esperaba por su esposo. ─Alteza, esta humilde tiene que decirle unas palabras y espera no ser castigada por ello. ─Liu Ao le dio permiso con un gesto de la mano para que siga hablando─ La túnica que ha escogido es hermosa, pero no olvide que la consorte es en extremo púdico y jamás en su vida ha visto una prenda igual.
-El prometió obedecer mis órdenes. ¿Se niega a hacerlo?
-No, no. Pero creo que convendría que usted despejara de siervos esta parte del palacio. Él se sentirá más relajado si sólo los ojos de usted contemplan sus encantos.
-Di a Eunuco Fu que retire a todos los hombres. ¿Podrías servirnos tú esta noche, Minglu?
Minglu inclinó la cabeza. Le aguardaba una tarea delicada, y aún no sabía cómo cumpliría la misión. Cuando regresó a la alcoba de Fa Xiao, el eunuco le dijo:
-Ah, mujer diplomática, ¿le dijiste que la consorte se niega?
-Le expliqué que es muy púdico y que jamás en su vida ha visto una túnica como ésta.
-¿ Y? -presionó el eunuco, implacable.
-Y desea que retiren los sirvientes de esa parte del palacio. Eso, por supuesto, ¡te incluye a ti!
el eunuco lanzó un exagerado suspiro de alivio.
-Los dioses están de tu lado esta noche. No tendré inconveniente en obedecer las órdenes, pero tú, estimada Minglu, te enfrentas a una tarea insuperable.
-¡Por una vez me gustaría borrar esa expresión relamida de superioridad de su cara de macho! -comentó Minglu cuando el se marchó.
-No le dijiste nada a Liu Ao -la acusó Fa Xiao.
-Ha mostrado una gran consideración al permitir que se sintiera más cómodo -señaló Minglu.
-¡Pero de todos modos pretende que me ponga esta cosa! ¿La has visto? Es una prenda libidinosa y escandalosa.

-Escasa, quizá, pero no escandalosa. Pruébesela y usted mismo verá que realza su belleza.
De mala gana, Fa Xiao se quitó la túnica que tenía puesta y dejó que Minglu le colocara la túnica carmesí. Caía por delante hasta el suelo. Se miro al espejo, y su piel parecía mas cremosa que nunca con esa túnica, las flores bordadas tapaban justo donde mas vergüenza le daría que se viera.
Una voz profunda dijo desde la puerta:
-Ya te has admirado demasiado. Ahora es mi turno.
-¡Liu Ao! -exclamó con un hilo de voz-. No puedo andar por ahí con esto.
-Entonces te llevaré yo -replicó él, implacable.
Lo levantó como si fuera una pluma y lo llevó por el pasillo, sin hacer caso alguno de las protestas. Fa Xiao se volvió contra el cuerpo de él para que sólo se le viera la espalda desnuda. Sin embargo, aquello no careció de consecuencias. Los pezones rozaban el pecho masculino a cada paso que daba. Sentía el calor del cuerpo y olía la esencia viril que impregnaba la piel de Liu Ao.
Fa Xiao esperaba que su esposo lo llevara hasta la cama, pero en cambio lo recostó en el sofá y le puso un pequeño almohadón dorado debajo del codo. Luego fue a su sofá y dejó que sus ojos se recrearan a gusto.
Fa Xiao dejó de protestar. El deseo de Liu Ao prevalecería siempre.
Era el más dominante de los hombres, y ninguna fuerza de la Tierra lograría alterarlo jamás. Fa Xiao tenía dos opciones: aceptarlo o rechazarlo, aunque sabía que le convenía aceptarlo. En lo más hondo de sus entrañas, en realidad no quería que fuera de ninguna otra manera. Si admitía sus verdaderos sentimientos, sabía que lo halagaba
muchísimo que él lo encontrara irresistible. Se atraían mucho, y la expectación de verse, tocarse y saborearse ardía como fuego en la sangre. Se tentaban tanto uno al otro que se hallaban en constante estado de excitación. Fa Xiao sabía que era inevitable que Liu Ao le hiciera el amor, y de sólo pensarlo sentía ganas de gritar de deseo.
Minglu los siguió hasta la habitacion.
-¿Les sirvo por separado? -preguntó, aunque sabía perfectamente que Liu Ao quería a Fa Xiao en su sofá, reclinado con él.
-Sirve los platos principales por separado, y luego puedes retirarte,
Había enormes langostinos, camarones pequeños y escalopes en salsa de manteca y limón; luego, un ganso crujiente relleno con almendras. La ensalada contenía guisantes, pepino y remolachas, con un aderezo sabroso de miel y semillas de anís.
-¿Me disculpas por haberme quedado dormido anoche?
-La culpa es mía. Es evidente que te deje trabajar de más.
-No, es que estaba muy emocionado con el nuevo proyecto junto al abuelo.
-Quiero que continúes tu historia. Quiero que me cuentes todo... pero después.
A Fa Xiao le costaba respirar. -¿Después?
-Sí, después. No sólo esta noche, sino todas las noches, me encantaría que me entretuvieras con tus creaciones.
-¿Después de qué? -susurró Fa Xiao, con la garganta de pronto seca y la voz ronca.

Domando un corazón de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora