Capítulo 123

7 0 0
                                    

Querida Livia.

Las fiestas suele ser un motivo de celebración para todo el mundo salvo aquellos que tenemos problemas para estar rodeados de personas. He tenido que soportar situaciones similares a la tuya. Ahora mismo no tengo precisamente una reunión familiar de esas típicas de las películas en las que todo parece una postal perfecta en que todo el mundo aguanta a todo el mundo. Créeme, y ahora me pondré en plan señorita Rottenmeier, según las estadísticas las fiestas son los momentos que provocaban más divorcios, más peleas familiares y más conflictos en general. El ser humano tiene tanto estrés acumulado y somos en general, tan intransigentes e intolerantes que es prácticamente imposible que en situaciones que impliquen una convivencia más intensa todo sea como en las películas.

Te contaré que la religión y la política suelen ser los temas en los que uno termina discutiendo y... ¡sorpresa! Son los más problemáticos de todos. Nuestras ideologías no son de la misma clase que las de otro y la intolerancia conlleva muchísimas veces a eso mismo, Livia, a no tener una conversación sino una imposición de ideales en busca de llevar la razón como si se ganase algo. ¿Has visto algún documental de animales? Pues igual que las peleas de los machos Alfa por liderar la manada o por procrear con una hembra concreta. Somos igual de obtusos. Parece mentira que inventásemos el habla, nos entendemos igual que en el paleolítico en algunos momentos: a gritos y golpes.

Ahora bien, volviendo al tema. No creo que estés del todo equivocada en tu apreciación. Si piensas bien cuando se habla de problemas mentales, en el círculo que sea, salvo aquellos que están completamente sensibilizados con esa situaciones, ¿se recibe una buena respuesta? Pensando con frialdad, lo primero que a la mayoría se nos vienen a la cabeza son todos esos casos violentos, esos asesinos en serie con cuadernos, esos psiquiátricos con camisas de fuerza. Siéndote sincera, esos casos se dan, es cierto, pero no son todos así. Un ejemplo claro es la campana de Gauss. Si no sabes cuál es, puedes mirarlo en Google. Es en sus extremos más estrecha, eso serán los casos más graves y los menos graves. Sin embargo, la parte más grande de la campana es aquella en la que están la mayor parte de los casos que no requieren ni operaciones, ni tampoco ingresos permanentes ni cosas de ese estilo, pero tampoco son tan simples como una necesidad de terapia de un par de meses para bajar el estrés y aprender técnicas de relajación.

La mayor parte de la campana es la parte en la que están el resto de situaciones, el resto de pacientes. Hay situaciones más normalizables y situaciones que no. No sé realmente hasta qué punto uno puede soñar con que en el exterior puedan comprender los problemas internos. Hay una intensa necesidad de no salirse de lo preestablecido, de lo "normal" y sí, digo normal entre comillas porque la forma canónica de aceptación es extraña. Si somos seres diferentes, ¿por qué pensamos que todo el mundo tiene que estar cortado por el mismo patrón? Mientras no ofendas a nadie, ¿qué leyes infringes? No sé... supongo que esto me llevaría mucho tiempo explicártelo así que regresaré al tema que estábamos hablando.

Esa sensación tuya quizá no sea una sensación tan solo. No tienen porqué haber dejado de quererte, pero puede que no sepan cómo acercarse y que te vean como esa persona voluble que no saben cómo puede responder. Al fin y al cabo, la familia no deja de ser una parte de la sociedad y así reaccionan de puertas para fuera, ¿por qué de puertas para dentro no lo harían? Es una respuesta natural, aunque a mi parecer no es nada legítima. ¿Por qué el que tiene problemas es quien tiene que acercarse? ¿Por qué cuando es evidente que alguien está mal no vamos a socorrerle? ¿Por qué queremos que cambie el mundo si no somos nosotros los que damos el paso por cambiarlo? Una acción no supone nada según algunos. Puede. Aunque se nos olvida pensar que si no pensase nadie diferente, si no hubiese una sola persona que tuviese otras ideas esas mismas no podrían extenderse. No importan los fallos que tenga en sus deducciones o en sus razonamientos, lo que importa es que no se conforma porque tiene voz para decir que eso no es así.

Entrar en ese tema quizá sería hablar mucho del comportamiento social y todo lo demás, pero tus apreciaciones no tienen porqué estar equivocadas, aunque puede que sí lo esté la forma en la que llegas a procesar alguna información. Por ejemplo, me comentas sobre todas esas formas que tienes de retorcerlo todo. Quizá, al principio, no seas consciente de ello, pero nuestra mente es malvada. Si quieres encontrar una mala acción, incluso aunque no exista, la encontrarás. Puede que determinados comentarios no sean mordaces, en realidad, pero tú los sientes como si así fuesen, como si te estuviesen lanzando pequeños dardos todo el tiempo.

Existen varias explicaciones a eso mismo. Una puede ser tu intención de darte la razón a ti misma cuando piensas que el mundo te odia, y como dijiste no es más que una retroalimentación de tu propio odio por todo lo que no supieron ver que estabas sufriendo para que no puedas dejar de odiarles, para que ese sentimiento siga latente, dado que es fácil que creas que no se merecen ni una sola de tus sonrisas, ni un pequeño buen momento. Otra quizá sea tu propia admisión frente a los demás de esa autoestima tan baja. Cuando uno tiene la autoestima baja, lo más fácil es que cualquier cosa termine siendo un refuerzo de lo malo que es, de lo inservible, de lo poco que vale... Aunque también existe la posibilidad de que hayas tomado un rol en tu vida de sumisión, dolor, inseguridad, complejos, etc; como si creyeses que no puedes salir de ahí, como si el estado en que crees que debes estar continuamente no es otro que el de la depresión continua. Como dijiste, el dolor parece tu compañero de viaje y aunque quizá no lo quieras, puede que una parte de tu mente haya decidido que no tienes posibilidades de vivir sin él, que te perseguirá porque no te mereces felicidad y eso, corazón, no es más que un reflejo de tu autoestima prácticamente inexistente. Tu moral está mellada y en la búsqueda de la disminución de ese dolor buscas la aceptación a regañadientes. El cerebro tiene sus razonamientos, lógicos o ilógicos en una situación sin las circunstancias en las que vives.

Te diré algo que debes tener en la cabeza: muchas de tus respuestas son normales porque las situaciones y los sucesos previos fueron los anormales.

No te rindas, Livia. Cuéntame qué tal tus vacaciones a parte del tema familiar.

Estoy siempre al otro lado de la pantalla. 

Simplemente Kyra (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora