Hagamos ahora un pequeño paréntesis en la epopeya de la barricada de San Ginés. Porque, a veces, hasta los héroes necesitan respirar. Lo necesitan más que nadie.
-Oh, maldición, Raquel, ¡baja esa botella!
Raquel miró a su Calíope, a su diosa, a su reina guerrera, con una sonrisa burlona, y se llevó la botella a los labios con excesiva parsimonia. Su diosa brillaba, resplandecía bajo la luz del crepúsculo y el aire tenso por la guerra. Astrea bufó, cruzó en dos zancadas el espacio que las separaba, y se la arrebató de la mano.
-Esto no es una discoteca -trató de ocultar su decepción por el hecho de que R estuviera ya borracha. Ella había confiado en que lucharían juntas- . Vete a beber a otro lado.
-Yo quiero beber aquí.
-No. Bastante tenemos ya con todo esto, no quiero tener que preocuparme también por ti. Vete. Este no es lugar para borrachas como tú.
Habían tenido muchas, muchas discusiones como esa en el año que llevaban juntas. Astrea no soportaba que Raquel bebiera, pero la única forma que tenía Raquel de soportar verla en peligro era beber. Así que, cada vez que había jaleo en las calles, o disturbios, o simplemente manifestaciones, y Astrea estaba en medio (lo que solía suceder muy a menudo), Raquel se emborrachaba hasta perder el sentido, y luego las dos se gritaban hasta que una de ellas (cuál de las dos, dependía mucho del día) se echaba a llorar. Y luego enterraban el miedo y los gritos y volvían a ser una pareja (más o menos) funcional, al menos, hasta la siguiente vez.
Pero aquella vez era distinta. Aquella vez, estaban metidas en una puñetera barricada, llevaban días en las calles, y estaban cansadas y asustadas. Aquella vez, había armas encima de la mesa y un ejército a apenas diez metros de ellas. Aquella vez, todo lo que las separaba de la muerte era la noche.
La llegada de Nina con el aviso de que el enemigo estaba prácticamente encima de ellos cortó lo que podría haber sido la madre de todas las discusiones. Astrea volvió a entrar en "modo Belona" (como había decidido llamar Raquel a esa estúpida faceta suya que necesitaba encabezar cada pelea y dirigir a aquellos que la seguían como si fueran sus soldados), y Raquel vació su botella de un trago y, por razones que nunca llegaría a comprender, se unió a la lucha.
Pasó miedo. Pasó más miedo que en toda su vida. El primer ataque fue brutal, pero por suerte, rápido. Raquel, desde su ebriedad en la retaguardia, no distinguía más que borrones de colores, humo, sangre, miedo y desesperación, y le costó darse cuenta de lo que estaba pasando. El combate pasó antes de que su hígado hubiera metabolizado siquiera la primera botella, y eso que su hígado ya metabolizaba bastante rápido el alcohol a aquellas alturas. Acabada la batalla, no se sentía con fuerzas más que para ahogarse en alcohol. Félix la ayudó a llegar a una de las mesas, y echó mano a la primera botella que vio.
-Venga, R, no hagas eso -suplicó el ingeniero- . Levanta. Aún no está todo perdido.
-Dejadme beber aquí -alcanzó a mascullar Raquel, sin mirarle.
-No, por favor. Levanta.
-Dejadme beber aquí. Dejadme beber aquí hasta que muera aquí.
Félix no insistió más, y se marchó en silencio. Y Raquel bebió, bebió una botella tras otra, hasta perder el concepto de sí misma y de lo que sucedía alrededor, hasta borrar de su cabeza el miedo que había pasado.Tras la tercera botella, se desplomó sobre la mesa, y ni el estruendo ni los gritos que aún asolaban la barricada consiguieron que levantara la cabeza. No se despertó cuando Dorian se desplomó llorando a su lado a punto de desesperar también, ni cuando a Renée casi le da un ataque porque creyó que había caído en un coma etílico, ni cuando Erni le echó una manta por encima, ni cuando Mikel revolvió el arsenal en la mesa de al lado. Para ella, el mundo había dejado de existir.
ESTÁS LEYENDO
Café Van Gogh (Les Miserables AU)
Fanfiction"Eran nueve. Eran jóvenes, idealistas y brillantes, y querían cambiar el mundo". Astrea ha vuelto a Madrid a cuidar de su hermana, e intentar lograr una sociedad más justa en el proceso. Dorian la ha acompañado con la intención de conocer (y lo que...