Navidad

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Durante las navidades, la actividad de los Vientos solía disminuir drásticamente. Aquel año no fue la excepción.

La mayor parte de ellos volvieron a casa. Dorian se marchó al enorme cortijo de su familia en Granada, Joan volvió a Barcelona, Beatriz regresó a su pueblo en Soria. Chetta había invitado a Renée y Félix a pasar las fiestas en las Canarias, y cómo iban a negarse a eso. En Madrid quedaba Astrea, que no tenía con quién volver, Raquel, que había prometido no volver a pisar la casa de su familia, Mikel, que no tenía familia, Erni y Mario, que eran de la capital, y Nina, que no tenía a dónde ir ni dinero para irse.

Se habían refugiado todos en el salón de Astrea y Erni. Hacía demasiado frío para estar en la calle, y el Van Gogh llevaba varios días atestado de universitarios gritones celebrando reuniones de navidad. Así que habían decidido poner una película, y allí estaban, viendo El origen de los Guardianes porque había sido la única a la que ninguno había puesto pegas (para más ironía, era la que había propuesto Mario).

Raquel se había adueñado de la esquina izquierda del sofá, y Astrea se había tirado sobre ella, hecha un ovillo con la cabeza en su regazo. Mario se sentó en la otra esquina, y Nina se las apañó para hacerse sitio a su lado. Mikel se acomodó en el suelo, con la espalda apoyada en los pies de Raquel, y Erni, el más listo, trajo el sillón que tenía en la habitación para leer y lo colocó al lado del sofá.

-Deberíamos nosotros hacer algo por los niños también, ahora que es navidad -comentó Astrea mientras veía a los graciosos dibujitos animados recoger dientes de debajo de las almohadas de los niños por todo el planeta y dejarles regalos- . Una campaña de recogida de alimentos, o mantas, o...

-Alimentos, dice -se burló Nina- . Astrea, cariño, ¿has estado cerca de niños alguna vez?

-Oh, dioses, no. Son adorables y todo lo que tú quieras y haré todo lo que haga falta por ellos, pero mantén a esas bestezuelas lejos de mí.

-Lo suponía -se carcajeó Nina- . Lo de la comida está muy bien, pero lo que realmente quieren los niños por navidad son regalos. Y si no, preguntádselo a Gabriela.

-Una recogida de juguetes, entonces -propuso Mario.

-Guau, dos ideas en una tarde, ¿quién eres tú y qué has hecho con Mario?

-Cállate, R -regañó Astrea- . Es una buena idea. Todo el mundo tiene juguetes viejos que al final no tira. Así al menos servirían para algo bueno.

Y con eso, la peli quedó relegada al olvido, y se pusieron manos a la obra.

Raquel diseñó el cartel con el que anunciarían la campaña, Nina se encargó de buscar una fotocopiadora que estuviera abierta a aquellas horas para sacar casi un centenar de copias. Después de decidir que organizarían la recogida por el barrio de Astrea y Erni, esta se puso en contacto con la asociación benéfica del barrio para colaborar con ellos y que ellos se encargaran del reparto. Erni y Mikel estudiaron un plano del barrio, y tras descartar ir puerta por puerta recogiendo los juguetes, decidieron asentar un puesto para que la gente llevase las cosas en la pequeña plaza del edificio de sus amigos, y hacer turnos de tres horas por parejas; al final del día, llevarían todos juntos los juguetes a la organización. Mientras sus amigos trabajaban, Mario preparó café y bajó a comprar unas galletas, y el resto se lo agradecieron sinceramente.

Y luego llegó la parte divertida, el pegado de carteles. La asociación les había firmado una carta dirigida a las comunidades de vecinos para que no tuvieran problema para entrar en las casas, pero como se les había olvidado fotocopiarla la primera vez, tuvieron que salir de nuevo a la fotocopiadora, esta vez, todos juntos. Cuando por fin tuvieron todo, se dividieron por parejas y, celo en mano, recorrieron las calles del barrio empapelando los portales.

Café Van Gogh (Les Miserables AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora