Capítulo XX: Un Pasado Amargo(Parte 3)

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"Llegar juntos es el principio. Mantenerse juntos es el progreso. Trabajar juntos es el éxito". (Henry Ford).

Ocho de febrero de 2018, en la base encargada del proyecto SL.

—¡Maldita! —exclamó Dulter, uno de los jóvenes aspirantes a súper soldados, el cual era conocido por fastidiar a los demás, antes en especial a Kaira, quien estaba disfrutando de su merecida venganza.

—¿Vas a llorar? Apenas empezamos —le preguntó la chica con una sonrisa presumida mientras le doblaba el brazo.

—Púdrete, slabby —le gruñó el chico, haciendo que la expresión de la joven cambiara a una de enfado y asco.

Su entrenador en combate no los había detenido. Un soldado tenía que salir de estas situaciones sin ayuda, y también a controlar los ataques verbales y provocaciones. Kaira en un arrebato de ira le rompió el brazo a Dulter en tres partes; ahora contaba con la destreza, fuerza y habilidad para hacerlo, todo sin sudar.

Ella tenía intención de patearlo cuando otro chico y una chica se le interpusieron enfrente. Dulter gritaba y sollozaba en el suelo mientras que el instructor lo cargaba y llevaba a la enfermería.

—Te pasaste de la raya, Ivannovs —le dijo la chica tomando una pose de combate militar, a lo que ella sonrió con malicia respondiéndole.

—Y, ¿qué van a hacer al respecto, par de mariconas?

El chico enojado se lanzó hacia ella intentando acertarle un puñetazo en el rostro; los ojos de Kaira se hicieron azules y desviando el golpe le propinó un rodillazo al chico, mientras éste por el golpe escupía saliva con algo de sangre...

Todos los reclutas hicieron un círculo para ver la pelea; la chica dio una patada alta hacia la cara de Kaira, quien la recibió entera por distraerse con el chico en el suelo. Luego la chica sonrió y Kaira en menos de un abrir y cerrar de ojos le golpeó la nariz, haciendo que un chorrito de sangre saliera de la misma. Le había regalado otra visita a la enfermería, esta vez por un tabique roto.

—¿Otro idiota más que se crea mejor que yo? —vociferó la reclusa Ivannovs mirando a la multitud de manera retadora e imponente.

Todos se apartaron y Kaira se fue a las duchas para luego ponerse el traje de receso, el cual consistía en unos pantalones holgados, zapatos deportivos y una camisa de color rojo oscuro.

—Vaya, vaya, el patógeno AH ha dado sus frutos —comentó sonriendo el encargado del proyecto a través de un cristal negro, por el cual se podía ver la sala de entrenamiento—. La joven Ivannovs ahora es la mejor de su escuadrón. Mejoró sus notas físicas, psicológicas, académicas y de espionaje, sin contar el destacable uso de armas, memorización y regeneración de heridas fatales; buen trabajo, doctor Honey, y, por supuesto, su instructor personal Jonatán.

Ambos le sonrieron al dueño del proyecto para luego largarse hacia la cafetería del personal de la base. Jonatán y el doctor se sentaron en una de las mesas pegadas a la esquina del lugar, con dos cafés con poca azúcar y unos panes rellenos de crema y glaseado.

Jonatán estaba preocupado por la agresiva actitud de Kaira; era normal que quisiera vengarse, pero ahora ella transformarse en la abusiva no era la idea; no quería que le temieran, quería que le siguieran.

—Jonatán, el patógeno que le dimos a Kaira le ha ayudado bastante, ¿no? —le señaló el doctor mientras tomaba un sorbo de su café...

Jonatán asintió sonriéndole mientras mordía el pan para luego tomar un sorbo del café. No podía darle poca importancia a ese suero; la convirtió en alguien de temer, pero a la vez también una herramienta, una herramienta que usaría aquel hombre en un futuro, el doctor no, para nada, pero sí aquel que gobierna desde las sombras...

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora