Un Grimm

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Pov Remus

Desde hace días que el niño gordito que salvo, los seguía. Alexander pudo ignorarlo pero él no podía. A veces lo miraba por encima de los hombros, lo veía vagar no muy lejos de ellos. Sus regordetas mejillas estaban sonrojadas, cada vez que lo veían, y siempre andaba con la cabeza baja, cada vez que echában andar por los pasillos del colegio.

Arg! -Alexander gruño, se detuvo en medio del largo corredor -. ¡Viejo, te encargas de él o yo lo pongo en su sitio!

-¡Alex! -. Su tono de voz sonaba llena de reproche, Alexander ni se inmutó -. Es solo un niño.

-Es menor que tú por un año. Al menos tú tienes los huevos para encarar a los idiotas que te molestan, pero ese mocoso... -Alexander chasqueo la lengua -Ya te dije, Sebastián, en este colegio uno por si mismo se gana su lugar y el respeto. No todas las secciones son agitadas y tienen matones. Algunas secciones, recién aperturas, tienen a chicos que vienen de colegios privados, niños de clase, como tú -. Alexander lo señalo, con su dedo índice -. Él puede buscar la ayuda en esos chicos, pero velo aquí ... Persiguiéndonos como un perrito faldero.

-¡Alex! - gritó. Alexander lo miro con el entrecejo fruncido -. No esta demás dar una mano amiga, te lo he dicho cientos de veces.

-No siempre podre ayudarte, viejo. Ese chico podría traernos problemas; Luis, es muy vengativo y sabe cuando atacar.

-Solo... Solo hay que ignorarlo

Alexander se encogió de hombros y se volteo, bufando, echo a caminar mucho mas rápido que Sebastián.

Pero aun cuando ignoraban a ese chico gordo, éste los perseguía. Alexander ya iba a estallar de la cólera. Sebastián tuvo que persuadirlo varias veces. La verdad, Sebastián odiaba meterse con personas débiles. Y eso, era lo es el chico.

-No aguanto, cholo -. Alexander se levantó, cerró la palma de su mano en un puño -. Voy a poner en su sitio a ese gordo

-¡No! -Se levantó, Alexander entrecerró los ojos -. Voy hablar con él, en primer lugar, es mi culpa.

-Bien, esperó que ese chico aprenda su lugar en esta sociedad de mierda -. Alexander se sentó en la frías gradas y miro en su dirección.

Camino, con el corazón latiendo incómodamente. El niño gordo lo miró y se encogió de hombros.

- Chico. -Lo llamó -. No llevas suficientes días persiguiéndonos - Se cruzó de brazos

El niño gordo se encogió, aun así lo miro con sus brillantes ojos castaños.

-Yo... - arqueó una ceja. Es consciente, que sin la necesidad de esforzarse, su rostro y mirada, era intimidante -Yo quería agradecerte desde hace días por la ayuda que me diste aquella vez -el chico bajo la cabeza -y... bueno, llevo días queriendo darte esto de agradecimiento. A ti y tu amigo -el chico miró de reojo a Alexander - No estaba seguro de acercarme y dárselos, he escucho que tu amigo es muy... conocido en este colegio.

Estaba desconcertado, Sebastián miro las cajas de almuerzo que sacó el chico gordo de su gran bolso.

-Cierto, no me he presentado jejeje -El niño gordo río nervioso -. Soy Paul, de sexto año de primaria

-... Sebastián de primero de secundaria -dijo, aun desconcertado y desubicado. -Mejor vamos con Alex... el tonto piensa que nos estas acosando -Paul se encogió de hombros y lo miró avergonzado

Draco Malfoy y el mundo mágico IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora