Extraños I

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Pov Draco

No espere que aquel hombre que había visto en el ascensor se sentara en la mesa que estaba ocupando para el desayuno. Su mirada azul me miraba fijamente, como si buscara dentro de mis pensamientos. Mi instinto me decía que a este sujeto le causaba gracia mi situación, acorralado y siendo el centro de atención de él y sus acompañantes.

-Espero no estar molestándolo con mi presencia, jovencito -dijo el mayor.

-Depende -dije, cerrando la carta de menú y dejándola suavemente sobre la mesa. Cerré tenuemente mis parpados antes de abrirlos nuevamente y mirar entre los sospechosos -. ¿Con quién o quienes tengo el gusto?

Vi como la comisura de los labios del hombre mayor, se alzaban un poco. Me cruce de brazos y sostuve la mirada helada del hombre, y muy lentamente, la pose sobre el hombre rubio de ojos azules; y por último, el hombre de ojos índigo. Me demore un poco más en este último, su rostro me daba cierta sensación familiar.

-Lord Vladimir -la voz profunda del hombre mayor me saco de mis pensamientos. Fije mi mirada inexpresiva sobre él, a la espera de que continuara con las presentaciones y luego indicara sus motivos para sentarse en mi mesa -. Mi hijo, Val Vladimir.

¡Vladimir!. Una vez más escuchaba un nombre muggle en la sociedad mágica. Vladimir, como el Vladimir Putin. A menudo, cuando leía noticias internacionales, saltaba el nombre del presidente de Rusia, Vladimir Putin. Un hombre poderoso que se había mantenido en el poder por más de una década.

No podía ver como este dos hombres podía estar conectados por un nombre, pero bueno... Este era el mundo mágico, no había relación alguna entre ambos personajes.

Lord Vladimir, como se había presentado. No se parecía en lo absoluto al presidente Vladimir Putin. Él era alto, sumamente alto, con un aura opresiva. Su estructura ósea mostraba un físico entrenado, ya que los músculos de sus hombros y brazos se marcaban ante la leve flexión de ellos. Tenía el porte de un rey, un militar, un mafioso, alguien que no podías provocar u ofender. Su cabello era gris, completamente gris, largo, peinado hacia atrás pero había algunos mechones que saltaban rebeldemente sobre su frente y a los lados de su frio rostro. Sus ojos eran azules como un mar profundo y su rostro, pese a que era mayor, se veía noble y guapo. Solo tenía que echar un vistazo al hombre rubio para saber que en sus años de juventud fue extremadamente guapo.

-Y mi socio Henry -, termino de presentar Lord Vladimir, quien gracias al cielo, me había sacado de mis pensamientos.

-Es placer, señores -dije cortésmente -. Draco Malfoy -me presente. Pese a que los tres hombres me conocían -. ¿Cuál es el motivo de su inesperada presencia, señores?

-Mmm... No hay motivos ocultos, si es lo que estás pensando, muchacho -. Lord Vladimir levanto la mano y llamo al camarero, ordeno el desayuno para los cuatro. Mi corazón se apretujo cuando ordeno uno de los platos que me había gustado bastante de la carta de menú. Evite fruncir el entrecejo y solo pensé para mí mismo: "Él me está vigilando" -. Bueno, ¿en que nos quedamos? Cierto. No debe de estar a la defensiva, joven Malfoy.

-Es... inevitable, mi señor -dije suavemente, sin siquiera reflejar una ápice de disgusto.

Lord Vladimir se rio entre dientes.

-Ciertamente, es inevitable, pero créame cuando le digo que tengo buena voluntad hacia usted, mi estimado -. Lord Vladimir se apoyó en el respaldar de la silla, su figura recta le hizo ver más alto -. Es sorprendente y nostálgico, posee mucho de su abuela.

Mi mascara por un instante se quiebra, estreche los ojos y mire aquellos ojos azules. En el fondo de aquella oscuridad, pude ver cierta diversión.

Draco Malfoy y el mundo mágico IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora