~🌸🦊HOPE🦊🌸~

~🌸🦊NOVENTAIOCHO🦊🌸~

Las semanas pasaron después de recibir aquella sorpresa.
Y hoy es un día especial para la Yuuei, pues los de tercer año, se graduarán y saldrán al mundo como verdaderos y auténticos héroes.
Hope había sido integrada al grupo nuevamente, claro, después de una serie de interminables exámenes y pruebas sumativas para que pudiera alcanzar a los demás.
Con decir que no durmió por lo menos unos 20 días; pero afortunadamente había llegado a su meta y había alcanzado a los demás, volviendo a tener su primer puesto en el promedio perfecto académico.

Vestida con su uniforme, sonriente se encuentra tomada de la mano con Shoto, yendo al gran gimnasio donde se celebraría la graduación. Uno a uno se fueron sentado, quedando en medio ella de su hermano y Bakugou, quien disimuladamente toma la mano de la pelinegra y le pone papel en ella.
Mientras se lleva acabo el discurso del pequeño director, revisa la hoja y sonríe con amor para luego observar disimuladamente al cenizo.

Guardó la hoja en su bolsillo y su nombre fue anunciado. Algo asustada por el repentino nombramiento, se pone de pie y el director la llama para que suba al escenario.
Respiró hondo y fue directo al escenario, subió las escaleras y allí, se le fue entregado un diploma por su valentía y esfuerzo en convertirse una heroína de dos continentes.
Sorprendida por ello, observó la hoja con el reconocimiento y sonrió con pequeñas lágrimas notando la firma de Richard en ella.
Con aplausos, se acercó al micrófono, lo tocó un poco para saber si funciona y allí alzó la mirada, notando todas las miradas puestas en ella.

-Yo... -traga duro y sonrie levemente, relajándose- Mi nombre es Hope Todoroki Monte Negro. Nací en este bello país, pero por azares de la vida, fui criada en un mundo totalmente diferente a lo que ustedes viven cada día. Pero, aquí, me enseñaron muchas cosas, conseguí amigos, familia y amor.
Pase por muchas cosas y experiencias que algún día voy a contar a un hijo, sobrino o nieto -rie leve y acaricia la hoja- Pero déjeme decirles, que por nada en el mundo voy a olvidar cada pasillo, salón, comedor, no voy a olvidar a esta institución que me recibió con los brazos abiertos incluso cuando ni me conocían. Jamás voy a olvidar a mis maestros, que me apoyaron luego de mi larga travesía por el mundo... -acaricia la placa de su padre- Hace ya un año, perdí a alguien muy preciado para mi,  y no lo pude proteger como siempre lo hizo conmigo. -sorbe su nariz y se seca las lagrimas- Le prometí y me prometí a mí misma que sería fuerte tanto física y emocionalmente para sonreírle al mundo incluso cuando se encuentra en sus peores momentos.
Como decía mi padre Richard. Ser héroe, no te hace ser uno solo por tener poderes o fuerza inhumana, sino ser alguien con espíritu y corazón. Tengas o no habilidades, un pequeño grano de arena en ayudar a los demás, te hace un héroe verdadero. Y tiene razón, aquí o en cualquier lado del mundo puede haber una persona que tenga el más poderoso kosei o no lo tenga, pero con solo una pequeña acción tuya, puedes mover montañas. Siempre sonrían ante las adversidades, no le tengan miedo al mundo, pues es allí donde ahora saldremos. Juntos, podemos hacer un futuro hermoso, y si estamos unidos, los cambios serán notados. -sonrie cálidamente mientras extiende sus manos hacia adelante- Y dime, héroe... ¿Estas listo para mostrarte al mundo?

Los maestros fueron los primeros en ponerse de pie, seguido de los alumnos, quienes comenzaron a aplaudir con algunos silbidos y gritos de por medio. Abrazando su diploma, sonrió en grande, observando a sus compañeros, amigos, hermanos, padre, y novios, sonreírle con cariño.

Al fin y al cabo, por fin la tormenta de su vida, había pasado, y se ha hecho a un lado  para darle camino libre hacia un hermoso destino.