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Estaba solo en su habitación, quería entrar en pánico, aunque intentara olvidar el tiempo, su inconsciente no lo dejaba, ya que siempre le recordaba con exactitud la fecha de muerte de su madre o mejor dicho cuando cayo en coma, y para empeorar las cosas, siempre se lo recordaba con mucha anticipación, a definición suya "la peor semana del año".

Su mente se encargaba de hacerlo sufrir, agonizar, lastimarlo tan lentamente que sentía el dolor hasta en lo más profundo de su ser.

Todo empezaba 3 días antes de que llegara la tan desastrosa fecha, durante esos 3 días no podía dormir ni siquiera un mísero minuto, ya que inmediatamente las pesadillas lo invadían, toda esa semana tenía miedo de dormir y no podía comer porque toda la comida su estomago la devolvía, y los desmayos no se hacían del rogar.

Sus ojeras eran notorias. Ya era el día que ansiaba nunca llegara y el pánico empezó a invadirlo, y lo peor era que no contaba con alguno de sus amigos caninos para ayudarlo a calmar sus ataques de pánico ya que no estaban permitidos en la UA y el no tenía ningún tipo de documento que le permitiera tenerlos ahí para hacerle compañía y aunque lo tuviera, no quería que nadie se enterara de sus traumas.

Si supera que ya sus compañeros lo saben.

Los medicamentos no tenían efecto alguno, era lo mismo de cada año, por más dosis que tomara estas no servían para nada, y tampoco lo ayudaba su caja musical que contenía esa hermosa melodía que su mamá solía tocar para él porque inmediatamente los dolorosos recuerdos lo invadían y las ganas de llorar, de gritar, de derrumbarse o morir eran demasiadas, y no podía controlarlas, ya lo intento en años anteriores y solo consiguió golpes y reclamos de parte del señor Hisashi y de su nana Inko.

Solo tenía que esperar 3 días más para que ese martirio acabara y volver a la normalidad, ya estaba preocupando a sus compañeros y maestros y eso era lo que menos quería. No debían preocuparse por alguien que no valía la pena mucho menos quería su lastima, nunca le gusto tener la lastima de las personas, se sentía más miserable de lo que ya se sentía.

Ya había tenido suficiente esa mañana. Primero durante las primeras clases se la paso cabeceando por el sueño rezagado que tenía, decidió darse una oportunidad y dormir tan siquiera algunos minutos pero eso fue un terrible error ya que apenas cerro los ojos y las pesadillas llegaron así que se levanto exaltado para luego correr al baño, vomitar y terminar desmayándose.

Cuando despertó se encontraba en la enfermería de la UA y Recovery Girl lo termino reprendiendo por no estarse alimentando adecuadamente los últimos días, pero no podían culparlo a él, en verdad quería comer, tenía mucha hambre, pero su estomago devolvía todo lo que le daba así que estaba sobreviviendo solo a base de agua y jugo, que le ofrecía un poco de sabor a su paladar tan falto de gusto y agradecía que su maldito estomago no devolvía eso.

Siempre se cortaba durante esa endemoniada semana, era una costumbre que algunas veces creía haber dejado y algunas otras creía que jamás lo podría dejar, se sentía muy miserable y patético, un completo estúpido, pero por más que trataba de luchar, de dejar de sentirse así...

No lo conseguía.

Continuara...

Querido Diario (El diario de Izuku Midoriya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora