Joseph: Sólo, no quiero que estés en la boca de nadie. Amelia: Podría estar en tu boca si no fueras tan cobarde. Estábamos a centímetros de distancia, podía sentir su respiración tan agitada como la mía, me acerqué un poco más, me abracé a su cuello, mi boca estaba cerca de la suya. Joseph: No juegues conmigo Amelia - tomó mi cintura, tratando de apartarme - somos familia y sabes que esto no es correcto. Amelia: Nadie tiene que saberlo, será nuestro secreto.