ISABELA.
Llevo una semana entera sin ver a Emma, Ethan o Dante. La única persona que he visto es la enfermera que se cerciora de que me tome la medicina, toma mis signos vitales se asegura de que coma, y se vuelve a ir.
Pregunté por horas donde estaba Emma y por qué nadie había venido a visitarme, hice un maldito escandalo hasta que uno de los guardias que dejo Ethan me informo que; Emma fue solicitada en la unidad, el general Davidson está en Alemania y el coronel está encargado de la cede de Miami.
Me siento sobre la cama cuando la enfermera ingresa, sin decir ni una sola palabra espera a que consuma la cena y los medicamentos. Los cuales son tan fuertes que de inmediato me hacen marear, siento las manos de la enfermera mientras em ayuda a volver a la cama, toma mis signos vitales y cierro los ojos los cuales me pesan, pierdo movilidad de mi cuerpo al igual que mi conciencia empieza a nublarse.
Entre mis sueños veo a mi hijo abrazarme mientras le leo un cuento, mi padre esta frente nosotros sonriéndonos con cariño.
📚🖤🔫🎖️👮
Siguen pasando los días y creo que estoy mejorando, pero en algunas ocasiones me siento sola y vuelve a ocurrir. Vuelvo a sentir ese vacío dentro de mí, el miedo, dolor y angustia que me hacen gritar en el día y la noche, los guardias junto a la enfermera irrumpen en la habitación controlando mis ataques de pánico y el desenfreno de querer herir a alguien, muchas veces los he confundido con mis carceleros, algunos han salido heridos con rasguños en el rostro y demás. Lo único que me mantiene dócil es el medicamento que me tira sobre la cama dejándome inconsciente por días u horas, no lo sé con exactitud.
Quiero gritar y suplicar que me saquen de aquí, quiero ver a Ethan y decirle lo mucho que lo odio por mentirme, juro que estará aquí conmigo todos los días y no sé con exactitud cuántos días llevo aquí, pero él no ha venido, tampoco lo ha hecho Emma o el coronel.
He despedazado las cámaras de la habitación un sinfín de veces mientras no soy muy consiente de mis actos. Cada recuerdo me hace actuar de manera arisca ante las personas que estén a mi lado, han tenido que colocarme un chaleco de fuerza dos veces, les suplico que no es necesario, pero nadie me escucha solo me dopan y cuando despierto estoy atada completamente con el chaleco.
Les grito que no estoy loca, que ya estoy bien y que lo único que me llena de ira es que me tengan aquí como si de verdad lo estuviera.
Cuando estoy consciente solo tomo un libro y me hundo en las historias, es lo único que me ayuda a espantar los pensamientos de querer matar a todos por tenerme aquí encerrada como una vil delincuente.
Cierro el libro cuando la vista me duele por el esfuerzo de estar más de cinco horas sentada al pie de la ventana leyendo. Hoy al contrario de los otros días me siento más fuerte, mi piel ha recobrado un poco de color y sé que aumente un poco más de peso, de alguna manera agradezco eso, pero nada borra que este aquí contra mi voluntad encerrada, sin recibir visitas. Me siento abandonada por todos. Me meto al baño y me doy una larga ducha, el agua tibia se lleva un poco de la pesadez de mi cuerpo.
Al salir de la ducha, me quedo congelada por unos segundos al ver al hombre sentado sobre mi cama. Me restriego los ojos para comprobar que no sea una más de mis alucinaciones, cuando vuelvo a abrir los ojos me doy cuenta de que es real.
- ¿Cómo te sientes?
Mi respuesta son mis puños estampándose una y otra vez sobre su pecho.
- ¡Mentiste otra vez! – Reclamó – Prometiste no abandonarme y te largaste, me dejaste sola.
Le grito una y otra vez mientras mis lagrimas se deslizan por mi rostro. En ningún momento me detiene mientras me desahogo por su abandono.
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ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
Teen FictionIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...