Capitulo 46. LOMBARDI

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Briana en multimedia 


ISABELA.

Cuando aterrizamos en una de las bases militares aliadas de la UFOEA en Italia. Bajamos y varios soldados nos esperan ordenados en filas. El coronel Bleik asignado a la base se nos acerca a paso firme.

- coronel Rodríguez, un gusto volver a verla – Me extiende la mano y la acepto. A este lo hombre lo conocí hace un año y medio, ya que tuve que venir de infiltrada.

- coronel Bleik, lo mismo digo.

- Ya tenemos todo listo, según lo que nos informó el general Davidson, se quedaran aquí.

- Así es.

- En ese caso les mostrare el lugar.

El coronel, nos da un recorrido rápido del lugar y por último nos asigna una habitación. Me doy una ducha y me coloco una sudadera negra, salgo de la habitación y voy directo al comedor, donde hay varios soldados los cuales me brindan el debido saludo. Pido algo rápido para comer y me siento al fondo del lugar.

- Esta mesa es exclusiva para los coroneles – escucho una voz varonil, subo la mirada y me encuentro con un hombre de contextura ancha y musculosa, es rubio y muy atractivo. Detallo su uniforme y me percato de que él es un coronel.

- Entonces es la mesa adecuada para mi – Sigo comiendo.

- ¿A qué base pertenece? – Se sienta frente a mí.

Le extiendo la mano, la cual acepta.

- coronel Rodríguez, unidad militar de la UFOEA en Miami.

- No sabía que personas tan importantes estuvieran en nuestra base.

- Pues ahora lo sabe.

- ¿Cuánto tiempo tendré el gusto de verla?

- ¿Está tratando de coquetear conmigo?

- Si.

- ¿Qué quieres?

- Lo que quieras darme – responde con determinación.

- Habitación 108 te espero a las nueve de la noche.

Vuelvo a mi habitación, donde le envió un correo a Ethan informándole que ya estamos en Italia. Miro la hora y faltan diez minutos para las nueve. Mi móvil vibra y leo el mensaje de Dante.

¿Dónde estás?

Salí de la base apenas llegamos

¿Dónde estás? – Vuelve a preguntar.

Investigando un poco el club donde fue vista la nieta del presidente.

No te muevas, voy para allá.

Apago el móvil, porque él no me dañara el polvo con cierto coronel rubio. El cual parece llamo con el pensamiento ya que la puerta suena y la abro de inmediato.

El coronel me sonríe apenas abro, no hay tiempo para charlas así que me le lanzo encima besándolo con fuerza. Camina conmigo en brazos hasta dejarme sobre la cama. La ropa desaparece y su boca va directamente a mi feminidad, envuelvo su cabello rubio en mis manos obligándolo a que mueva la lengua con más rapidez. Estimula mi clítoris y me hace gritar ante la excitación. Exploto en su boca. El coronel parece tener poca paciencia cuando hablamos de sexo ya que de manera inmediata saca un condón y se lo coloca, la punta de su pene se posa en mi entrada y se entierra con rapidez. Empieza a bombear una tras otra vez, sus manos no abandonas mis caderas y sus labios acarician mis pezones tensos y duros.

ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora