Escucho mi teléfono, me levanto y voy directo al baño, tomo una ducha de 15 minutos, el día de hoy decido colocarme un vestido negro, es uno de mis favoritos ya que estiliza mi figura la cual lleva dos meses sin hacer ejercicio, creo que al llegar a la unidad una de las primeras cosas que hare será entrenar, lo combino con unas botas largas negras, me hago unas pequeñas ondas en el cabello y salgo de mi cuarto rumbo a la cocina, me encuentro con Emma junto a Emily la mujer que nos ayuda en el aseo del departamento , realmente no disponemos de mucho tiempo para eso.
- Buenos días – digo, Emily se voltea, me ve y estira sus labios en una enorme sonrisa, hago lo mismo, a ella la extrañé mucho ya que siempre ha estado para mí, es como la madre que nunca tuve ya que murió el día que me dio a luz, Emily es de estatura media, es una mujer con unas caderas bastante anchas y su cuerpo me encanta a diferencia de mi ella si tiene de donde su esposo la agarre, por el contario yo soy solo huesos y piel, pero bueno aun así estoy conforme con mi cuerpo.
- Niña Isabela que alegría tenerla de vuelta – empieza a caminar hacia mí y me da un abrazo.
- Me alegra verte bien ¿Cómo está tu esposo y tus hijos? – Pregunto
- Muy bien isa, Tomas trabajando como siempre y los chicos estudiando.
- Me alegra mucho – Digo - Me podrías ayudar a desempacar mis maletas es que no tuve tiempo.
- Claro que sí, siéntate te sirvo el desayuno.
- Gracias – Me siento a desayunar, Emily me da un jugo de naranja, tostadas y mermelada.
- Bueno es hora de irme, gracias por el desayuno Emily – comenta Emma.
- De nada jovencita.
- Isa te espero en la unidad y por favor no llegues tarde - Suplica.
- Está bien, termino y salgo – Emma me da un beso en la frente y sale del apartamento.
Termino mi desayuno, le doy un beso en la frente a Emily y salgo del departamento, voy directo al parqueadero y allí veo a mi bebe una camioneta BMW X1 color negro, subo a ella y empiezo mi recorrido a la unidad, realmente no es lejos queda a unos 45 minutos, empiezo a salir de la ciudad y solo veo arboles muy altos, a lo lejos visualizo la enorme puerta de Hierro de color negro, ingreso y veo a un cadete.
- Buenos días, me permite su identificación – le entrego mi identificación militar.
- coronel Rodríguez – Hace un saludo militar y me permite la entrada, le sonrió y sigo mi camino, busco donde parquear, apago el vehículo y respiro profundo, tengo un mal presentimiento, llevo dos meses fuera y durante ese tiempo no tuve contacto con nadie de la unidad.
Solamente tres personas dentro de toda la UFOEA sabían dónde estaba y son el General Alfa Frederick Cass, El general Ethan Davidson y la Capitana Emma, los demás pensaban que estaba en una misión, me bajo del vehículo y a lo lejos veo al Capital Daniel Cross. Con una enorme tropa de Cadetes entrenando, algunos chicos del grupo se quedan mirándome y esto ocasiona que Daniel me mire, abre sus ojos, les dice algo a los chicos y empieza a trotar hacia mí.
- Que alegría tenerla de vuelta coronel, creo que contigo llegara la paz a la Unidad– dice y me abraza.
- Ya lo creo capitán, lo mismo me dijo Emma – Al decir esto se separa de mí y me mira con una sonrisa burlona, realmente esa sonrisa podría mojar las bragas de cualquiera ya que Daniel es un hombre alto, ojos cafés, un cuerpo perfectamente marcado, sus cejas que por cierto amo tienen un color negro profundo y demasiado pobladas y por supuesto su rostro que, de la imagen de niño bueno, pero no lo es, Dani es el tipo de hombre que le gustaría a cualquier mujer, pero no a mí. Realmente a mis 26 años solo me ha llamado la atención un hombre y fue hace 6 años, estaba en Rusia visitando a mi padre que estaba en una misión. Decidí salir a trotar una mañana y me topé con un hermoso espécimen de hombre, estuvimos hablando por toda mi estadía allí y bueno no solo hablando también ejercitándonos a punta de cardio, en fin, cuando tuve que volver no volví a saber nada él.
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ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
Teen FictionIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...