Cap + 18.
- ¿¡Qué haces aquí!?
El coronel Arslan me sonríe con malicia pasando sus ojos avellana sobre mi bata, ingresa sin invitación.
- ¿Fumas? – pregunta ignorando mi pregunta.
- ¿Qué haces aquí Dante?
- Visitarte preciosa – Aclara mientras se quita la chaqueta de cuero, lleva un jean negro y una camiseta gris, mis ojos se desvían a su trasero.
- ¿Te gusta lo que vez pequeña? – inquiere con diversión.
- No necesito tus visitas, así que lárgate – Señalo la puerta.
- ¿Por qué siempre estas a la defensiva conmigo preciosa? – Observa el lugar y se sienta en el sofá.
- Primero no me digas preciosa, segundo ¿Qué carajos haces aquí? ¿Qué mierda quieres?
Se levanta acercándose a mí, por instinto retrocedo hasta que mi espalda choca con la puerta, el olor de su colonia llena mi olfato, es entre almizcle, sándalo y madera «Caro, extremadamente caro». Pone sus tibias y grandes manos sobre mi cuello apretándolo de manera seductora.
¡Creo que este espécimen de hombre tiene algún tipo de fetiche con los cuellos!
- ¿Sabes lo que quiero preciosa? – Niego mientras no dejo de mirarlo.
- Quiero todo de ti, completamente todo, no he podido sacarte de mí maldita cabeza – Confiesa - Quiero follarte tan duro que al otro día no puedas caminar, recorrer con mi lengua cada parte de tu pecaminoso cuerpo – Suelta mi cuello y lleva su mano a mi cintura, pegándome a su anatomía – Con solo ver tus ojos, llenos de inocencia... Mi verga recobra vida – Se pega más a mí, si es que es posible y siento toda su virilidad – ¿Entiendes lo que digo Isabela?
Odio no saber cómo reaccionar ante él, la atracción sexual que nos rodea es tan fuerte que me consume los pensamientos y las palabras, no soy capaz de argumentar palabra mientras no retira su mirada de mí. Es como si tuviera algo que me obliga a querer estar cerca de él, algo más fuerte que yo.
- ¿Qué se te ocurre en este momento... Dante? – Sale de mis labios, sin siquiera pensarlo.
- Quiero pasar mi lengua por cada parte de tu cuerpo, saborearte... Abrirte de piernas y clavarme en ti con tanta fuerza que te duela caminar, impregnar mi cuerpo con tu delicioso aroma – Susurra con voz ronca.
- ¿Y que estas esperando?
Al escuchar mi respuesta, lame sus labios, retira la bata con brusquedad, retrocede un poco y detalla mi cuerpo de pies a cabeza se queda observando por algunos segundos mis tatuajes, cuando llega al que tengo debajo de los senos, lleva su mano a él y lo delinea con sus tibios dedos, un corrientazo me pasa por toda la columna vertebral.
- ¿Sabías que eres el pecado en persona?
Niego y sonríe «Esa maldita sonrisa» Que me hace mojar las bragas.
Quito su camisa concentrándome en sus pectorales, paso mi lengua por su musculoso pecho y suelta un gemido, bajo mis manos a su pantalón y suelto su correa, bajo sus pantalones junto con su bóxer, mis ojos se agrandan y no boca saliva al ver su virilidad, es mucho mas grande y gruesa de lo que pensaba.
«Me va a partir»
En la punta tiene liquido preseminal, mi garganta se seca, me arrodillo y llevo mis manos a él, alzo la mirada y en sus ojos solo hay deseo y perversión, llevo mi boca a su pene y lo introduzco en mi boca, no logra ingresar todo ya que es muy grande y mi boca bastante pequeña, succiono con fuerza, lo saco y doy lamidas sobre la punta, gime y eso me excita aún más, sigo en mi labor.
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ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
Dla nastolatkówIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...