Isabela
Cierro el libro que estaba leyendo, llevo cinco días aquí encerrada, odio este lugar, pero sé que aún estoy mal y debo mejorar por las personas que me esperan fuera de estos muros.
Me acuesto en la cama y mis ojos se cristalizan, mi pecho se comprime. Es imposible olvidar lo que tuve que vivir por una maldita semana. Hoy en especial no quiero ser fuerte, quiero llorar hasta sentir que mi cuerpo se ha quedado seco.
Escucho la puerta y sé que es Emma, aquí hay cámaras y siempre que me siento así, ella llega de inmediato, el otro lado de la cama se hunde y sus brazos rodean mi delgadez.
- No llores, Isa – Besa mi cabeza – Todo estará bien, solo debemos darte tiempo.
- Me están matando los pensamientos – Confieso – Ya no sé qué sentir Emma, te juro que trato de olvidar o simplemente no recordar, pero no puedo, cada escena vuelve a mí y siento que lo estoy viviendo nuevamente, cada detalle, el dolor, la angustia, el desespero, sus manos y bocas sobre mí, todo...Absolutamente todo. ¿Y si no puedo salir de aquí Emma? ¿Qué pasa si no puedo luchar contra esta mierda?
- Debes entender que no es fácil, no lo lograras de un día para otro y menos en una semana. Sé que estas poniendo todo tu empeño en sanar y vamos bien tal vez en unas semanas más salgamos de este lugar y jamás, jamás volverás.
No le respondo, porque no creo en sus palabras. Las lágrimas salen de mí mientras ella me consuela con su silencio, se que ella y Ethan quieren ayudarme al mantenerme aquí encerrada, pero lo que no entienden ellos es que estar aquí no me sirve, solo me deprimo más y más, no entienden que la terapia, charlas y medicamentos que me obligan a consumir no borran mis recuerdos, no borran las cicatrices internas que tenga, nada las borrara.
Preferiría mil veces tener cicatrices sobre mi piel al menos esas las puedo tapar, pero las que me están matando desde adentró no las puedo tapar, no las puedo borrar y mucho menos puedo olvidarlas, por que cada vez que empiezo a superar algo ellas crecen más recordándome lo que me hicieron.
- No te pediré que dejes de estar triste, porque no funciona de esa manera, pero si te voy a recordar que las cosas van a mejorar – Habla después de minutos - No hay días buenos o malos, solo algunos que enseñan más que otros y siempre hay que seguir, sea como sea. Seguir adelante y confiar en ti en que eres una guerrera que no puede ser derrotada.
- Prometo ayudarte cada vez que lo necesites, cada vez que estés cayendo.
- Gracias por todo, Emma – Agradezco de corazón.
- Para eso somos las amigas.
📚🖤🔫🎖️👮
Los labios del coronel Arslan se aferran a los míos con fuerza y demanda, no logro comprender de todo como es que esta aquí a mi lado.
Al principio no quería tenerlo aquí, no quería que me viera de esta forma tan vulnerable y deplorable, pero sus palabras me ablandaron desde adentro.
No separamos por la falta de aire, fijo mi mirada en sus ojos color avellana, le sonrió por que de verdad me alegre que este aquí, no niego que me aterra salir de aquí y que Ethan se entere, pero también quiero salir de estas paredes que solo hacen que piense en todo lo que he vivido.
Emma me trae ropa y quiero echarme a llorar cuando veo lo delgada que estoy y lo grande que me queda la ropa. Nos ayuda a salir del psiquiátrico para que los soldados de Ethan no nos vean.
Nos subimos a su moto y salimos del lugar del que he sido cautiva por cinco días, el aire fresco golpea mis mejillas. Recuesto mi cabeza en su espalda mientras mis brazos se aferran a su cintura. Unos minutos después se detiene e ingresa a un restaurante en la carretera, compra comida y seguimos el recorrido, no me importa a donde me lleve siempre y cuando me ayude a ahuyentar mis recuerdos.
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ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
Fiksi RemajaIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...