Mi móvil suena en algún lugar de la cama, con los ojos cerrados tanteo las sábanas hasta que lo encuentro.
- ¿Sí? – Inquiero al contestar
- En media hora llegan cuatro escuadrones de soldados, encárgate de su entrenamiento y elige los mejores, cuando los tengas distribúyelos en la unidad de Alemania y Miami.
No espera respuesta y cuelga. Me levanto y empiezo a arreglarme, desayuno junto a los niñeros y luego me llevan directo a la unidad donde me informan que los soldados vienen en camino.
Me encierro en mi oficina buscando todo lo que puedo encontrar de Demonio, al igual que Ethan pienso que algo está tramando, ya que sus movimientos dentro de la organización han estado demasiado calmados.
- coronel, acaban de llegar los nuevos soldados – Me avisa Samy.
- Gracias – Salgo de mi oficina con los niñeros detrás de mí, aunque les asegure que estando aquí dentro no me pasara nada, ellos solo respondieron «El general Davidson, dio órdenes precisas de no dejarla ingresar sola ni al baño». Así que debo aguantármelos.
Al llegar al patio cien hombres y mujeres me esperan formados en filas, cada escuadrón de soldados debe ser formado por 25 soldados. Todos llevan un uniforme negro sencillo, sus maletas están al lado derecho de sus piernas y ninguno se mueve mientras inspecciono las filas. La mayoría me dobla el tamaño, pero eso no significa que sean mejores que yo, nadie aquí lo es.
- ¡Atención! – Hablo y todos me dan un saludo militar – Para los que no saben soy la coronel Rodríguez, estarán a mi cargo durante su entrenamiento y deben saber desde ya que solo quedaron los mejores, aquí no se viene con ínfulas de miliar, aquí el que ingresa debe estar dispuesto a abandonar su familia por el deber.
- No sabía que una coronel necesitaba guardias – Expresa un hombre de unos dos metros, me poso delante de él, deja de mirar a los niñeros quienes ni le prestan atención manteniendo la postura firme y seria.
- ¿Apellido? – Inquiero.
- Carter, coronel.
- Paso al frente, Carter – Demando.
Cuando rompe fila, me posiciono a cinco centímetros de su cuerpo. En una rápida maniobra de piernas y brazos los mando al suelo con un puño en la nariz.
- ¿Alguien desea resolver alguna duda? – Pregunto con voz dura. Nadie habla – Levántese, Carter. Y espero aprenda a respetar a sus superiores, de lo contrario yo misma le enseñare – Acata la orden y vuelve a su lugar, mientras la sangre le corre por los labios y cuello – A partir de hoy empieza su entrenamiento, iniciaremos con entrenamiento básico con ello podre identificar la habilidad de cada uno. Deben demostrarme que están capacitados para la guerra, pero también necesito que sean astutos e inteligentes, el enemigo nunca se apiadara de su víctima y mucho menos de ustedes, así que ustedes tampoco deben apiadarse del enemigo.
Camino junto a la caja que mande a traer esta mañana.
- Quiero que cada uno de ustedes tome un libro – Los miro – Aquí no necesito soldados llenos de testosterona que lo único que saben es matar – Les reitero - Aquí necesito soldados estratégicos, que sepan lidiar con misiones por si solos, cuando algo vaya mal.
Dejo que cada uno tome un libro, ninguno protesta cuando les ordeno sentarse en el suelo con los rayos del sol quemándoles la piel, y el hecho de llevar ropa negra tampoco ayuda de mucho, media hora después todos están con las frentes sudorosas y no permito que se muevan de sus lugares, deben enseñarme que tan resistentes pueden ser, algunas misiones son en selvas donde no encontraran agua por días, donde deberán estar bajo el rayo del sol más de 12 horas, así que aunque parezca que soy despiadada solo los estoy preparando para cuando sea su momento de asumir una misión.
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ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
Novela JuvenilIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...