¿Cómo es posible que hayan ingresado aquí?, me levanto de la cama y empiezo a revisar toda mi habitación cerciorándome de que no haya cámaras o algo más, al comprobar que no hay nada salgo buscando a los chicos.
- Los italianos estuvieron aquí – les informo, y les entrego el anillo junto a la nota.
- Lo revisare – Asegura Jayden mirando el anillo.
Por el contrario, Joshua saca su arma y empieza a revisar el lugar y la puerta de entrada.
- La puerta no está forzada así que la persona tenía llaves, mañana mismo la mandare a cambiar.
- Bien – me doy la vuelta y vuelvo a mi cuarto. Vuelvo a buscar cualquier cosa que me diga que estoy siendo vigilad o escuchada, pero después de horas no encuentro nada.
No he podido dormir una mierda, mi nivel de tolerancia es de cero por ciento. Los chicos lo notan y se abstienen de hablarme, me llevan a la unidad y lo primero que veo es el coche de Ethan.
- ¿Le informaron a Ethan lo de anoche? – Cuestiono.
- Si coronel – Lo que me faltaba, ahora debo lidiar también con Ethan.
Me bajo del auto y camino directo a la oficina del maldito que se hace llamar mi hermano, pero me quedo con la boca abierta cuando abro la puerta de golpe y veo a Ethan de rodillas con la boca entra las piernas de Emma.
- ¡Sal! – Grita Ethan y lo hago ¿Por qué no se me quita la maldita maña de entrar así? Eso me pasa por impulsiva y lo peor de todo es que esto jamás se me olvidara.
Voy a mi oficina y le pido a Samy que me traiga algo para desayunar. Abren la puerta de manera abrupta y me encuentro con la mirada fría del general Davidson.
- La próxima vez que ingrese a mi oficina de esa manera será sancionada coronel – Habla con voz fría y dura.
- No volverá a pasar general, aceptare el castigo que usted crea pertinente.
- Al finalizar el día se quedará con el coronel Arslan, él se encargará de darle su castigo – hijo de puta. Me muerdo la lengua.
- Como ordene general ¿Le puedo ayudar en algo?
Decido no exigirle el motivo de su ausencia durante un mes completo, y sobre todo por qué mierda no toma el teléfono cuando lo llamo.
- Arslan ya me dio el reporte de todas las misiones del mes – hace una pausa – El día de mañana partirá con el coronel a Alemania, él debe encargarse de algunos asuntos, después partirán a Italia están invitados a una cena en la casa del presidente, según él tiene información que nos puede ayudar.
- Si señor.
Se da la vuelta y vuelve a salir de mi oficina, no le pido explicaciones sé que cuando está molesto es mejor dejarlo solo.
Mi día se basa en reuniones con los capitanes, entrenamientos forzados a varios cadetes, revisión de armas, almorzar con las chicas y elaborar planes de tácticas que me solicita Frederick.
Reviso los preparativos de mi viaje con Dante y termino mi trabajo, cuando ya son las cinco de la tarde, busco a Dante para cumplir con mi castigo, le pido a los niñeros que me esperen unos minutos.
- coronel –Saludo
- cien vueltas al campo – Ordena
- Si señor
Empiezo a trotar y cada vuelta acelero más, ya voy por la 62 y siento que no puedo más, pero sé que si me detengo mi castigo se doblara. Cuando termino me tiro al piso ya que mis piernas no responden a mis órdenes.
- No he dicho que descanse, coronel – Grita Dante y me muerdo la lengua, me coloco de pie - ¡Treinta sentadillas!
Las hago, pero mis piernas ya no resisten nada, mi físico después del maldito secuestro y estar internada en el Psiquiátrico por un mes completo me han dejado hecha papilla.
- Para finalizar quiero que en menos de tres minutos termine el circuito de coroneles – Demanda y veo un atisbo de sonrisa. Se que esta disfrutando esto como nunca antes. No le daré el gusto de verme caer. Me encamino al circuito y empiezo. Me debo arrastrar por el lodo, subir muros, correr obstáculos, saltar hasta que llego a la bandera. Al terminar me acerco al mastodonte.
- Se puede ir coronel – Habla Dante y se aleja de mí.
Camino al parking y me encuentro con los chicos fumándose un cigarrillo apenas me ven se aproximan a mí.
- ¿Está bien? – pregunta Joshua mientras me ayuda a ingresar a la camioneta.
- Si, llévenme a casa.
Recuesto mi cuerpo sobre el asiento trasero, y cierro mis ojos, me siento completamente cansada, cien vueltas al campo no son cualquier cosa y más si llevo varias semanas sin fortalecer mi cuerpo.
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ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
Teen FictionIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...