- ¿Alguno me quiere contar algo? – pregunto, asomo mi cabeza por medio de los dos asientos delanteros. Ambos se miran de manera extraña y después pasan a mí.
- ¿Estás bien? – se burla Jayden
- Yo sí, pero uno de ustedes no – los miro con una clara advertencia – ¿Así que cual de ustedes está metiendo su polla en las cavidades de mi amiga?
Los dos sueltan a reír y muerdo mi labio para no hacerlo, debo verme seria en momentos como este.
- ¿De qué Hablas? – pregunta Joshua.
- Que uno de ustedes dos se está follando a una de mis amigas – digo cansada – Y quiero saber cuál es – los miro – Debo empezar a pagarle los daños psicológicos que Sophia pueda ocasionar.
Ninguno de los dos da señales de nada, y me confunden. Son hombres entrenados como todos en la Unidad por tal saben ocultar muy bien sus emociones.
- Estas loca – comenta Jayden
- ¿Me van a decir? – hago un puchero
- No – responden los dos al unísono
- Bien – me vuelvo en mi asiento, saco mi móvil y le escribo a Sophia.
I: ¿Quién es? – Le pregunto – si no me dices moriré.
Ella solo me manda un Emoji realmente chistoso, sé que tampoco me lo dirá así que me doy por vencida, algún día sabré quien es y les jalare las orejas por no decirme. Los chicos me miran y se ríen de mis muecas.
- Cuando sepa cuál es, se van a arrepentir de no haberme contado ¡Traidores! – les gruño y sueltan a reír.
Malditos
Al llegar a la mansión de Franco les pido que me esperen afuera y les advierto que nadie puede saber que estoy aquí.
Camino por un largo jardín este lugar es muy hermoso. Cuando llego a la entrada veo a Franco esta vestido casual y se ve jodidamente ardiente el condenado, a su lado una hermosa mujer cábelo castaño, unos ojos marrones impresionantes, le calculo unos 26 años, delgada y de mi estatura.
Los gustos de mi Cobarde amigo no cambian
Lleva una camisa igual a la mía solo que la de ella es roja, un jean negro y botines del mismo color. La veo mirar mi atuendo y una sonrisa radiante se desprende de sus labios.
- Buenas noches – saludo con educación – Mucho gusto Isabela – le extiendo la mano la cual acepta gustosa.
- Luisa
- Jamás en mi vida creí que la Gran Isabela fuese respetuosa – su burla Franco y lo miro con una ceja alzada – No me mires así – gruñe.
- Mi prometido es algo... Desesperante – Comenta la chica y ya me cae bien.
- Por fin alguien me entiende – miro el cielo
- Estoy aquí – escucho a Franco, Luisa rueda los ojos y me toma de la mano con confianza, miro a franco y este asiente.
- ¿Quieres algo de tomar? – me pregunta mientras me conduce por una sala.
- Si
- Vodka – dice ella y la miro con el ceño fruncido – Franco suele hablar mucho de su hermana – me sonríe.
- No soy alcohólica – me apresuro a decir, con Franco nunca se sabe.
- Lo sé - me invita a sentarme y me sirve un trago, ella hace lo mismo y me mira de pies a cabeza, como si no creyera que estoy aquí.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
Ficção AdolescenteIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...