Capitulo 35: Estoy bien.

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Isabela. 


Hay algo que quema mi garganta, el cuerpo lo siento pesado y todo me incomoda.

Abro mis ojos lentamente acostumbrándome a la luz, cuando logro abrirlos del todo llevo mis manos a mi boca tratando de identificar lo que esta dentro de mi cavidad bucal, jalo el tuvo y la quemazón de mi garganta aumenta, aun así, lo jalo, un sonido agudo sale de mi garganta cuando saco la manguera que atravesaba mi garganta, me dan ganas de vomitar al ver un poco de sangre en la punta. 

Me siento y arranco todo lo que esta conectado a mi cuerpo, parezco un animal de experimento rodeada de maquinas y con múltiples agujas conectadas a mis brazos, me quema cada tirón, aun así, me libero de todo.

Me levanto con las piernas temblorosas y me acerco a la puerta abriéndola con suavidad, logro ver a dos soldados de la unidad y decido no alertarlos. Lo que menos quiero ahora es que me vuelvan a conectar a esas máquinas.

Me introduzco al baño y con mis manos tomo agua desde el lavamanos. Busco ropa y lo único que encuentro son batas de color azul igual a la que llevo puesta, y me doy cuenta de que es lo único que cubre mi delgado cuerpo, no hay ropa interior y solo pienso en matar a todos aquellos que me han visto desnuda. Me acerco a una ventana y me doy cuenta de que estoy en un tercer piso, así que tomo las sabanas de la cama y hago una cuerda para luego bajar colocando mis pies desnudos en la pared.

Las personas me miran y no sabría descifrar la manera en que lo hacen, decido ignorarlos completamente y levanto mi mano para parar un taxi, cuando por fin uno lo hace me subo y le doy la dirección de Ethan, ya que para ingresar a su departamento en con clave la cual se, y al mío es con llaves y eso supondría llamar a Emma cosa que no quiero.

Al llegar al edificio el hombre me pide el pago.

- Deme un minuto por favor – le pido al taxista antes de bajarme, no es que lleve dinero.

El hombre grita algo que no logro escuchar muy bien, y corriendo ingreso al edificio encontrándome con el portero.

- Hola, me podrías prestar 10 dólares.

El me mira raro y examina todo mi cuerpo que solo lleva la bata y sobra aclarar que se alcanza a notar mi cuerpo, pero no le digo nada ante la escanea que le da a mi cuerpo.

- ¿De dónde viene? – Inquiere.

- Me acabo de escapar de una clínica ¿Me va a prestar el dinero o no? Porque, si no lo hace mi hermano se pondrá muy molesto, al saber que usted no me ayudo.

El hombre palidece, él conoce muy bien el carácter de mi querido hermano, ya que Ethan ha vivido aquí por más de diez años.

Sin decir nada, saca su billetera y me da 10 dólares.

- Gracias, en la tarde te los devolveré o cuando vea a mi hermano pídaselos.

Corro al taxi y le doy los diez dólares al hombre que no deja de despotricar maldiciones a mi persona.

- Gracias.

Ingreso al edificio nuevamente a paso rápido, al ver que estoy llamando mucho la atención. Subo al departamento y lo primero qué hago es darme una ducha, me coloco ropa de Ethan y decido no mirarme en el espejo ya que se que lo único que encontraré es un cuerpo con nuevas cicatrices, tal vez este pálida y mas delgada y sobre todo no quiero ver el rostro de alguien a quien la vida la ha pisoteado y destruido mas de una vez.

Voy a la cocina y me preparo dos sándwich​ con un café, presiento que no he comido en semanas.

La voz de Ethan y Emma llegan a mi cabeza, recordándome que debo hacer una llamada importante, busco la laptop en la habitación de Ethan y vuelvo a la sala.

ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora