Capitulo 34: Alexitimia.

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 General Ethan Davidson. 

- ¿Cómo sigue? – Me pregunta el general alfa, Frederick.

- Igual – Digo cansado – No reacciona, está en un estado de coma en el que solo ella decide si volver o largarse para siempre.

- Volverá, y lo sabes.

- ¡No, no lo sé! Han pasado dos semanas, se suponía que despertaría en dos días. Si quisiera volver ya lo habría hecho, su cuerpo ya está bien. Tal vez y ella decida irse, tal vez no quiere volver a este mundo de mierda.

Isa lleva dos semanas en coma, cuando salió de peligro la traslade a Miami, y contrate a los mejores doctores del país, pero ninguno logra despertarla y eso solo me esta matando día a día, me duele verla postrada en una cama, con cables por todo su cuerpo, odio el hecho de que no me responda cuando le hablo, quiero que se levante y llore en mis hombros empapando mi camisa de sus asquerosas lágrimas, quiero que me pelee y refute hasta por respirar, que haga lo que sea, pero que abra los ojos.

- El gobierno quiere saber cómo mierda teníamos a un infiltrado en nuestras filas – Le digo a Frederick, cambiando el tema – Solicitan una reunión contigo hoy mismo.

- No iré, el hecho de que les prestemos nuestros servicios, no significa que les deba explicaciones, ni a ellos ni a nadie. Soy mi propio jefe.

Asiento a su repuesta, Frederick es el jerarca de la UFOEA y nadie mas que el se puede ordenar a si mismo, no le debemos explicaciones a nadie, ni gobiernos, ni presidentes corruptos que es lo único que hay en el mundo.

- Respecto a la familia de Charlotte – lo miro –. Todos están bien y ya recibieron sus cenizas y se le informo lo acordado.

- Bien, iré a visitar a mi esposa dos días, así que no tendremos comunicación por ese tiempo.

- Dale saludos de mi parte – Pido.

Asiente y sale de mi oficina, termino de llenar unos documentos y salgo de mi oficina.

Ayer fui a ver a Isa y seguía igual. Iré nuevamente para ver si hay algún cambio, lo cual espero que sí.

Estaciono en el parking de la mejor clínica del país y voy directo a su cuarto. Detrás de mí van mis usuales 6 guardaespaldas de la UFOEA. Odio tenerlos tras de mí, pero son importantes para mi seguridad.

- Buenos días General – me dice la doctora de mi hermana.

Aquí todos me conocen como general de un ejército común y me respetan como tal, estoy seguro que si supieran que soy un general con un mando mayor al del presidente del país me alabaría de rodillas.

- ¿Cómo sigue?

- Signos vitales estables, en este momento iba a la habitación para el primer chequeo del día.

Caminamos por el pasillo y cuando llegamos a la puerta los dos soldados que deje a cargo de la seguridad de mi hermana me saludan.

- ¿Novedades? – Inquiero.

- Ninguna mi General – Responde uno de ellos.

Ingresamos y mi corazón se acelera en el momento que veo el cuarto vacío.

- ¿Dónde está? – Pregunto a la enfermera.

- No lo sé, señor – Responde y todo se me congela en el cuerpo.

Me devuelvo a los dos soldados encuellando al primero que alcanzo.

- ¿Dónde está? – Grito colérico, al ver a la enfermera correr por los pasillos alertando a los guardias de seguridad y el personal médico.

ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora