Cap + 18 – Tomás arriba.
- ¿Era necesario preguntar? – Sonríe impresionado por mis palabras, le pido un momento mientras vuelvo por mi bolso, busco a las chicas, pero no las veo así que vuelvo con Tomás que me conduce fuera del Club.
Siempre he tenido una vida sexual activa, no me gustan las relaciones largas y duraderas, odio los hombres posesivos y celosos, tampoco me veo casada formando un hogar, soy mas del tipo de mujer que disfruta el día a día y no se cohíbe de nada. En si «Odio tener perro que me ladre»
Salimos del Club y miró a Tomás cuando nos acercamos a una camioneta negra de alta gama y con un chofer esperándonos.
- No te voy a secuestrar Nix, podemos ir donde tú quieras – Aclara al ver mi mirada inquisitiva.
El chofer nos abre la puerta y Tomás me da la mano para que suba, saco mi móvil y le envió la placa de la camioneta a Ethan, siempre que salgo tomada con un hombre, debo enviarle la placa del auto, para evitar que me busque por cielo y tierra en los hoteles de Miami. Envió otro a Samy pidiéndole que mañana a primera hora pase por mi auto ella tiene una copia de mis llaves, y un último mensaje al grupo de las chicas pidiéndoles que terminen de disfrutar la noche sin mí.
- ¿A dónde quieres ir?
- Sorpréndeme - Le da unas cuantas órdenes al chofer, el cual solo asiente.
Presiona un botón a su lado y se sube un vidrio el cual nos deja completamente solos, no lo pienso dos veces y me subo en su regazo, detalló su rostro, se ve joven de unos 26 años tal vez, lleva un traje negro sin corbata, sus ojos son totalmente azules, cejas pobladas, barba de unos 3 días tal vez, rubio completamente, dos metros de altura y cuerpo completamente duro.
- Eres hermosa – Me alaga antes de lanzarse a mis labios besándome con fuerza, juguetea con mi lengua, coloca sus manos en mis glúteos pidiendo en silencio que me mueva, lo hago y poco a poco su virilidad empieza a crecer debajo de mí.
Suelto un pequeño jadeo cuando lleva una de sus manos a mi cabello y lo jala con sensualidad, suelta mi boca y lleva sus labios a mi cuello, lame y muerde mi clavícula y mi centro se va mojando.
- Levanta los brazos Nix – Lo haga y saca mi vestido dejando a la vista mis senos desnudos y unas bragas negras.
Delinea con su lengua y dedos mis tatuajes uno por uno, concentrándose en el que está debajo de mis senos.
- Me gusta, como tu – Besa el tatuaje de mis senos, hace una maniobra que me deja sentada en el asiento, se arrodilla frente a mí, acaricia mis piernas y besa cada centímetro de ellas, bajá mis bragas y lleva sus labios y lengua a mi intimidad, chupa y lame cada centímetro de mi zona, introduce dos de sus dedos y empieza a masturbarme, gimo mordiéndome los labios, presiona su dedo meñique en mi clítoris y gimo de satisfacción, no deja de mover su lengua pasándola por mi intimidad y sus dedos aceleran el movimiento, los dedos de mis pies se contraen y en mi estómago se firma un nudo, gimo una última vez dejándome ir en la boca de Tomás - Exquisita – Susurra pasando su lengua por mis jugos.
Toma mi vestido y me pide alzar los brazos para ponérmelo.
- Vamos – Dice cuando mi cuerpo está cubierto, y hasta ese momento me doy cuenta de que el vehículo no se estaba moviendo.
Abre la puerta de la camioneta y me tiende la mano, la tomó e ingresamos a uno de los hoteles más caros de Miami, subimos al ascensor y oprime el piso de suite residencial.
Cuando voy a preguntarle en qué trabaja se lanza encima de mí cargándome, enrollo mis piernas en su cintura. Mi espalda choca contra las puertas del ascensor, me con locura mientras jala mi cabello, me separa de las puertas del ascensor cuando se abren, sin bajarme de su cintura empieza a caminar y lo único que logro ver son decoraciones elegantes mientras me conduce por un pasillo, sigue devorando mis labios y unos segundos después me baja.
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ENTRE LUZ Y Oscuridad (CORRIGIENDO)
JugendliteraturIsabela Rodríguez, una mujer de 26 años, coronel de la UFOEA, fue entrenada en la milicia desde los cuatro años por su padre el general William Rodríguez, quien la volvió una mujer fuerte e inquebrantable, pero como todo en la vida no puede ser colo...