116. Maldito hijo de Pantoja

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Hola mis criaturitas:) Segunda parte de la maratón y ya la ultima, porque mañana nos hemos de levantar temprano, porque… NOS VAMOS A BARCELONA A VER A MANGEL, ALEX Y CHEETO JJDBDVAIBPOBFIUFAVFBAJBFIUA.  Así que hasta que no vuelva a escribir os tendréis que conformar con estos dos capítulos, que gracias a Lorena son tan largos, que si no ni eso, así que ya le estáis dando las gracias a @lorennshoran13.

Like y fap<3

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*Narra Rubius*

Todos los machos o los que intentábamos serlo aceptamos la apuesta de Cheeto. Sí, era una apuesta por que había dicho “a que no hay huevos”. Eso todos los hombres lo consideramos como apuesta. Las chicas dudaron un poco, pero finalmente aceptaron al nosotros estarnos media hora haciendo pucheritos y caras de perros mojados hasta que comenzaron a reír y dijeron que sí. Y ahí estábamos, los siete de camino al cementerio, con mochilas repletas de mantas, comida y linternas. De camino, a nadie que no fuera Alex se le ocurrió ponerse a cantar Fran Perea.

Alex: Uno más uno son siete, ¿quién me lo iba a decir? Na ni no ni no ni, que era tan fácil, ser feliz.

Mangel: Cállate, Alex, o dejaremos de ser siete y seremos seis y un muerto. – El pobre calló y continuamos el camino en paz. Una vez llegamos al lugar, nos colamos por las verjas medio abiertas y oxidadas y nos ubicamos en el centro del lugar, haciendo una mini fogata para calentarnos un poco y no pasar tanto frío. Nos colocamos alrededor tapados con las mantas e iluminados por la luz del fuego residente en el medio. Las chicas estaban acojonadas, por lo que a mis estúpidos amigos se les ocurrieron hacerles una broma, que no tenía ni puta gracia, a decir verdad. Estábamos tranquilamente contando anécdotas cuando Alex y Cheeto salieron por detrás de las chicas gritando con las mantas encima como si fueran fantasmas, o al menos eso querían aparentar, ya que parecían rollitos chinos. Las chicas gritaron y salieron corriendo, pero no se alejaron mucho excepto ____, que la muy tonta se fue derecha al bosque.

Rubius: Mierda, ¿y ahora qué? ¡La habéis liado pero bien! Voy a buscarla, no os mováis de aquí. – No les dejé contestar ya que ya había salido corriendo del cementerio en busca de ____. A los cinco minutos escuché crujidos de hojas y ramas de alguien pisándolas cerca, seguido de un golpe y un quejido. Me acerqué con rapidez y la vi tirada en el suelo agarrándose el pie izquierdo, con una cara de dolor y lágrimas recorriendo su cara. - ____, ¿estás bien? – Ella negó con la cabeza y yo me arrodillé a su lado.

____: Me he torcido el pie... Quería encontrar el camino de vuelta, pero cuando me di cuenta ya estaba perdida en medio del bosque. Tenía miedo, y lo único que se me ocurrió hacer fue correr.

Rubius: Tranquila, lo importante es que no tienes nada grave aparte de lo del pie. ¿Puedes caminar? – Trató de levantarse, pero gritó de dolor y se apoyó en un árbol cercano. – Pues veo que no. Sube a mi espalda, te llevaré a la cabaña. – Ella algo indecisa obedeció y comencé a caminar con ella encima de mi espalda. – Por curiosidad, ¿sabes dónde tenemos que ir para salir de este bosque?

____: ¿Estás caminando sin tener un rumbo concreto?

Rubius: No, quiero decir, sí, bueno, puede…

____: Pues estamos apañados. – En ese momento un trueno resonó por encima de nuestras cabezas y ambos las elevamos para notar como diminutas gotas caían sobre nuestra cara. – Estupendo, ahora se pone a llover. – Caminé buscando la salida lo más rápido que pude, pero estábamos completamente perdidos, desorientados, empapados, y medio heridos. Visualicé una pequeña cueva a lo lejos y pensé que para pasar la noche o al menos que pasara la tormenta sería un buen lugar donde refugiarse. Caminé decidido hasta allí y nos adentramos un poco en ella, hasta que la lluvia dejó de caer sobre nosotros. - ¿Y ahora qué hacemos? – La dejé en el suelo y ella se sentó, seguidamente yo la imité. – Sin móvil, ¿cómo vamos a decirles dónde estamos?

Rubius: Ya, sin móvil no tenemos conexión con nadie. – Con cuidado que ella no me viera, escondí el móvil en mi bolsillo trasero para que no se notara el bulto y miramos al frente, donde la lluvia caía y no cesaba. Tenía la oportunidad de estar con ella a solas e iba a aprovechar cada minuto con ella. - ¿Te duele algo más aparte del pie? – Ella negó y me miró.

____: ¿A ti te duele algo?

Rubius: No… digo, sí, bueno, aquí. – Palpé todo mi cuerpo y ella rió un poco.

____: ¿Pero dónde exactamente? – Agarré su mano y la apoyé en mi corazón, dejando que ella sintiera los latidos desbocados que éste daba.

Rubius: Aquí, ____, aquí me duele. Y solo tú puedes curarme este dolor. ¿Crees que puedas hacerlo?

____: Hombre, aquí no hay para hacer radiografías ni nada de eso, por lo qu-

Rubius: Estoy hablando en serio, ____. – Interrumpí.

____: Yo también, me refiero a que yo no creo que pueda hacer nada. Al menos de momento. – Apartó su mano de mi pecho. – Será mejor que descansemos, mañana cuando sea de día iremos a buscar la cabaña. – Se tumbó en el suelo y no me dirigió una sola palabra más. Yo hice lo mismo, espalda contra espalda en el frío suelo. La noche fue larga hasta que el sueño me venció y pude dormir, pero antes de que me durmiera, me giré para mirarla y susurré:

Rubius: No puedo creer lo que he hecho por amor. – Me di de nuevo la vuelta y ese fue el fin de la conversación y de la noche.

Que así soy yo
Complicado y aturdido
Yo por ti me siento vivo
Déjame tener tu amor

Y así soy yo
Quiero detener el tiempo
Pa' decirte lo que siento
Y entrar en tu vi-

Paré la alarma del móvil y noté la mirada de ____ en mi nuca.

____: ¿Qué era eso? ¿La canción de Kiko Rivera? ¿Pero que...Espera… ¿Tú no dijiste que no teníamos móvil para llamar?

Rubius: Em… No me acordaba que lo traía encima. Y tengo esta canción por que la odio con toda mi alma y así tengo que levantarme con rapidez a parar la alarma para no escuchar más de la canción. Técnica infalible del Rubius.

____: A mí no me hace gracia, Rubén. – Wait, ¿me ha dicho RUBÉN? Oh, God...

Meet the Rubius IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora