124. El valor del silencio

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Hola mis criaturitas:) Después de unos días de vacaciones en mi pueblo, sin mucho internet, me ha dado de que pensar, i quiero solo saber vuestra opinión, porque no estoy muy segura de si esta novela fuera tan conocida si no fuera porque es del Rubius, y por eso he querido escribir este capítulo un poco diferente de los otros, sin tener una relación muy directa entre la historia de ____ y Rubius, y solo quiero saber vuestra opinión, porque aprovechando que he estado en mi pueblo, he tenido la idea de este capítulo. Espero que os guste sinceramente:$

Like y fap<3

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*Narra ____*

Después de la despedida entre nosotros y Sandra nos quedamos todos en la estación sin saber que decirnos de lo cansados que estábamos ya, así que nos despedimos todos los unos de los otros y nos fuimos a nuestras respectivas casas. Lucia y yo fuimos todo el camino comentando, cada una, su estada en la casa, y es obvio de que hablamos cada una. Rubius se fue a su casa ya que no se aguantaba de pie y me parece que Cheeto, Alex y Mangel aun se fueron a tomar algo por ahí. Al llegar a casa deshicimos las maletas, nos dimos una buena ducha para despejarnos y nos metimos en la cama, ya sin aspiraciones de tener un día productivo, aunque alguien no tenía los mismos planes para mí, porque el teléfono me empezó a sonar.

*Conversación Telefónica*

Cristina: Hola hija, ¿qué tal te va todo?

____: Hombre, hola mama. Todo va bien.

Cristina: Pues por la voz no lo parece.

____: Es que estoy muy cansada, acabo de llegar de unas minis vacaciones de fin de semana que hemos pasado en una casa de la montaña.

Cristina: Pues ya te estás espabilando, que mañana nos vamos al pueblo.

____: ¿Al pueblo? Pero si tú nunca tienes ganas de ir.

Cristina: Yo no, pero tú sí. Tus tíos ya no se acuerdan de tu cara, solo quédate un par de días ni que sea.

____: Pero mama…

Cristina: Hazlo por tus tíos anda.

____: Esta bien, pero pocos días eh.

Cristina: Les he dicho que te quedaras tres días.

____: Esta bien, pues mañana me planto ahí cogiendo el tren.

Cristina: Gracias hija, y cuando vuelvas a ver cuando nos vemos nosotros.

____: Poco a poco, que a este paso no voy a estar en casa en dos semanas.

Cristina: Que te vaya bien el pueblo hija.

____: Vale, gracias mama.

*Fin Conversación Telefónica*

No sé si me habrá valido la pena deshacer la maleta, si mañana he de volver a irme, pero bueno, en verdad tengo muchas ganas de volver al pueblo, ahora hacía mucho tiempo que no iba. Ahora mejor me voy a dormir y ya mañana me pongo las pilas, porque ahora mismo necesitaría una pila nuclear para poder mover cualquier parte de mi cuerpo y por lo menos una palanca para poder abrir los parpados, ya que me pesaban cosa mala, y no podía ni mover una pestaña. Al día siguiente me desperté por culpa del puto sol a las ocho de la mañana sin ningunas ganas a volver a hacer la maleta, para irme al pueblo, pero antes llamé a Rubius para decirle que ya quedaríamos cuando volviera del pueblo. Hice la maleta, me despedí de Rubius por teléfono y de Lucia en persona, ya que en tres días no tendría mas contacto humano que el de la gente del pueblo y mis parientes, ya que solo en algunos lugares concretos pillaba internet, esa es la mierda del pueblo. Aunque por suerte yo ya me sé esos puntos. Fui hacia la estación, saqué un billete y sin darme cuenta me dormí en el tren, estaba demasiado cansada para estar despierta a esas horas de la mañana, ya que levantarse a las ocho de la mañana, para mí es un esfuerzo demasiado inhumano,  aunque por suerte de la mía, solo me pase una parada cuando me desperté. Como el próximo tren llegaba en media hora, no me valía la pena esperarme todo este tiempo, porque en mucho menos puedo ir a mi pueblo, ya que aun me acuerdo de los caminos por los que iba de pequeña con mis padres. Baje del tren y cogí el camino que me llevo hasta mi pueblo. Llegué a la casa de mis tíos y no tardaron nada en abrirnos.

Gemma: ¡____! Por fin has venido, ya te echábamos de menos por aquí.

____: Y yo a vosotros. – En verdad no era mi tía, ni siquiera éramos parientes de sangre. Es una de las mejor amigas de mi madre de aquí el pueblo, y he crecido a su lado como aquel que dice, y siempre ha sido muy cariñosa conmigo.

Gemma: Vamos a pasar un gran fin de semana, ya veras, ya tengo planes para hacer juntas. Hoy iremos a cenar fuera, mañana nos iremos a una convención de teatro, que como se que te gusta y tu hacías de pequeña creo que te va a gustar, y ya por ultimo al día siguiente iremos a ver una obra de teatro que me han dicho que es muy buena.

____: Me parece muy bien, sobre todo si pasamos tiempo juntas.

Gemma: Quedan pocas chicas como tú.

____: Eso es verdad, creo que voy a ser la única que esta despierta a estas horas.

Gemma: Espero que no pase como cuando eras más joven.

____: ¿Por qué lo dices?

Gemma: Porque tuviste esa época loca en la que querías salir con los amigos y hasta llegaste a las tres a casa un día.

____: Pero ahora ya estoy más centrada jajajaja. – Fuimos recordando viejas anécdotas del pasado con las que nos topamos cuando yo era pequeña. Hasta que ya era casi hora de irnos a cenar.

Gemma: Antes de ir a cenar, ¿puedes ir a pasear a la perra? Hace mucho que no puede hacer una buena caminata porque yo ya no puedo, ahora que viene alguien ágil, que la haga andar un poco.

____: Claro, ningún problema. – Fui a ver a esa perrica que yo la recordaba mucho más grande, le puse la correa y me fui a dar una vuelta por los viejos caminos de ese hermoso pueblo, donde años atrás paseaba con Gemma. Llegué a una explanada des de la que había una perspectiva muy bonita de todo el pueblo, y una roca donde nos sentábamos siempre cuando estábamos cansados. Me senté un rato para disfrutar de ese momento, hasta cerré los ojos para escuchar el silencio, las hojas, los arboles, los pájaros… necesitaba todo esto en verdad, desconectar un poco de todo. Aunque entre todo ese silencio, la imagen de él me vino a la cabeza.

Meet the Rubius IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora