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Yamaguchi era una persona que no buscaba una relación formal exactamente, solo quería divertiste y tener libertad sexual, obviamente siempre teniendo la protección adecuada. Era muy cuidadoso respecto a esos temas.

Ahora mismo estaba en su habitación, con aquel rubio teñido embistiéndole con rudeza mientras mantenía sus dedos entrelazados en su cabello. No llegó a pensar que tendría sexo con él algún día, pero él haría todo lo que Yamaguchi desearía. Después de todo, a Terushima le gustaba también que le mandasen.

Ambos eran unos jóvenes calientes y ansiosos por tener sexo.

Pero había un pequeño problema.

Yamaguchi se sentía tan raro.

No por tener sexo en sí, la verdad es que era bastante bueno, pero él estaba acostumbrado a tener sexo con su profesor, quien era un poco más gentil y más vainilla para hacer ese tipo de cosas, tampoco es como si no le gustara tener sexo así.

—Gime mi nombre, Yamaguchi —gruñó el mayor, embistiéndolo con rudeza y sin piedad.

El pecoso no podía evitar gemir y jadear ante sus movimientos, aunque en parte estaba exagerando. Eran tan bruscos y de vez en cuando llegaba a doler, por lo que unas pequeñas lágrimas se acumulaban en sus ojos.

—N...no pidas tanto —respondió apretando las sábanas con fuerza.

Su miembro fue retirado con fuerza, prácticamente agarrando el cuerpo del más alto y girándolo para que le mirara. No tardó en volver a introducir su miembro en él de una estocada y por completo. Yamaguchi sintió escalofríos al sentir como la mano impropia se dirigía hacia su cuello, para apretar el mismo.

¿Por qué no se estaba excitando?

Su miembro no estaba completamente erecto, de hecho aún no había desprendido su líquido preseminal como solía suceder. Simplemente quería que aquello acabase, no quería tener más al rubio teñido en su casa.

Y menos en su cama.

Unas cuantas estocadas más terminaron por hacer que el chico más bajo llegara al orgasmo. Yamaguchi se sintió aliviado cuando el chico retiró su miembro de él. Apenas lo hizo, juntó sus piernas y se tapó con el edredón de la cama. Terushima le miró confuso.

—¿Ya llegaste al orgasmo? —preguntó sentándose en el borde de la cama, mirando de reojo al otro.

—No eres gay, ¿verdad? Solo eres un heterosexual curioso.

Terushima se quedó en silencio unos segundos.

—Oye, oye... no lo digas de esa manera. Solo quería experimentar, y créeme que estuvo muy bueno... ¡deberíamos repetirlo algún día!

—¡No!

Un silencio incómodo.

—Mira... si solo vas a experimentar conmigo te voy a tener que pedir que no sigamos teniendo sexo —dijo con voz seria, sentándose en la cama mientras tapaba su pecho con las sábanas.

—Sexo casual... ¿no es lo que quieres? —preguntó comenzando a vestirse.

—Sí. Pero no contigo.

—Oye, eso dolió.

Yamaguchi le miró con una expresión de pocos amigos y se tapó por completo con las sábanas. Todo su cuerpo dolía y quería llorar.

—Por favor vete, ¿si?

—Créeme que es justo lo que iba a hacer —dijo mientras se levantaba de la cama, ya vestido—. Tampoco es como si estuviese tan bien.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora