Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.

27

Yamaguchi entró al salón a paso lento. La forma en la que caminaba podía atraer la atención de algunas personas que pasaban por ahí, pero lo hacía despacio. Había tomado una pastilla para que el dolor a su espalda no fuese tanto, aunque dudaba de su eficacia.

—Buenos días, sensei —saludó como
siempre el pecoso, haciendo un gesto con su mano.

—Buen día, Yamaguchi.

Tsukishima le quedó mirando unos segundos, viendo como aquellas marcas moradas se hacían ver en su cuello, y que seguían por sus hombros. Quizás se había pasado. Tomó su teléfono para enviarle un mensaje.

« Las marcas en tu cuello y la forma en la que caminas es un signo muy obvio de que tuviste sexo »

El pecoso se sentó con lentitud en la silla. Sintió su teléfono vibrar y suspiró al ver el mensaje. Tecleó una respuesta rápida.

« ¿Y qué quiere que haga al respecto? :( Es lo que pasó realmente, tampoco es como si quisiera ocultarlo... es algo que todos hacemos algunas veces, ¿no? :( Me dejó muchas marcas en el pecho »

Tsukishima apretó sus labios ante la respuesta, intentando reprimir una carcajada. Tecleó nuevamente.

« Me gustaría ver una foto de eso »

Yamaguchi respondió en seguida.

« Se le enviaré cuando llegue a casa »

Tsukishima se levantó de su escritorio para comenzar su clase.

Esta pasó con rapidez, por lo menos para Yamaguchi, quien había entendido todo a la perfección. Y claro, con ese profesor ¿cómo iba a perderse? Ya lo había mencionado anteriormente, pero es que era verdad: el conocimiento era demasiado sexy. El rubio recordó que en dos semanas más tendrían el penúltimo examen antes de entrar a dos semanas de descanso, aunque no era tan así debido a que algunos maestros dejaban algunos trabajos igualmente.

Mientras caminaba a la salida del salón, un chico le detuvo tomándolo de los hombros.

—Tú eres Yamaguchi, ¿no? —preguntó. Se veía un tanto agitado, como si hubiese corrido.

—Uhm, sí. ¿Tú eres?

—Shimada. ¿Cómo es que no te sabes el nombre de tus compañeros?

—Esto no es la preparatoria. No tengo tiempo para aprenderme sus nombres.

Un pequeño silencio. Yamaguchi miraba al chico, quien era más bajo que él. Su cabello era negro y largo y tenía un poco de ojeras.

—¿Necesitas algo?

—Necesito hacerte una pregunta.

Yamaguchi alzó su ceja.

—¿Te acuestas con Tsukishima-sensei?

El pecoso rodeó sus ojos y cruzó sus brazos, intentando parecer extrañado ante su pregunta.

—¿No? ¿Por qué preguntas esas cosas? Sé que había un rumor...

—No, no lo digo por eso. Es que tú eres uno de los primeros de la clase, entonces por eso pensé que te acostabas con él. Pienso que es imposible obtener una cien de calificación en matemáticas.