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Yamaguchi corría por los pasillos de la universidad en búsqueda del chico. Estaba comenzando a desesperarse un poco, aunque sabía que él no iba a decir nada, o al menos eso pensaba. Cuando lo vio frente a una máquina expendedora, se acercó a este y lo tomó de la muñeca. Aquello había asustado al chico.

—Yamaguchi...

—Terushima.

El rubio teñido miró como la botella de agua caía. Ambos estaban en silencio y ambos sabían que debían hablar de lo que había pasado.

—Terushima... No le digas a nadie lo que viste —pidió con un semblante preocupado, zarandeando su brazo con suavidad.

El nombrado solo le miró con una mueca.

—No lo sé, no será muy fácil.

Yamaguchi soltó un suspiro, soltando su mano.

—Terushima, ¿qué quieres que haga para que no le cuentes a nadie? Y que no sea tener sexo contigo —aclaró antes de que hablar.

Terushima soltó unas carcajadas, negando con su cabeza.

—Tranquilo... No le diré nada a nadie, así que no te preocupes por eso —dijo abriendo la botella para beber un poco.

—¿Cómo puedo asegurarme cuando esparciste rumores sobre eso antes?

—Solo lo hablé con mi grupo de amigos, no fue la gran cosa tampoco... Ese tema ya pasó por ahí —comenzó a caminar.

Yamaguchi le siguió el paso.

—Terushima... Él me gusta, me gusta mucho de hecho —comentó.

—Me imagino... Pude verlo en la forma en que sus bocas se movían. ¿Besa bien?

Yamaguchi sintió sus mejillas sonrojadas por la vergüenza y se detuvo.

—Solo prometeme que no le dirás a nadie, por favor.

Terushima le miró y se acercó a él con una sonrisa ladina. Llevó su mano hacia su mejilla y la acarició con su pulgar.

—No le diré a nadie, te lo prometo —Yamaguchi seguía desconfiando. Se podía ver en su rostro—. Sé que no confías en mí, y lo entiendo. Pero...

Yamaguchi le miró a los ojos.

—Perdóname por haberte llamado y molestado todo ese tiempo. Estamos a mano, ¿no? —dijo riendo un poco.

—Uhm, más o menos.

Ninguno de los dos sabían que estaban siendo observados por el rubio, quien estaba un tanto molesto al verlos tan cercanos. De hecho, aquello le molestaba. Le molestaba el hecho de que le molestara eso. ¿Por qué? Él había hablado de Kuroo sobre su relación.

Él le había dicho que se le hacía un tanto incómodo. No sabía el motivo exacto, pero si ese sentimiento seguía estando allí, tendría que decirle en algún momento a Yamaguchi. No le gustaba estar en esa posición. Quizás aquel día se dejó llevar mucho por el momento y el ambiente.

...

Yamaguchi caminaba solitario por los pasillos de la universidad, un poco más tranquilo. Estaba esperando a que su otra clase comenzara sentado en una banca.

—Hola, Yamaguchi —escuchó una voz.

Levantó su cabeza y sonrió al ver a su amiga. La rubia se sentó a su lado en silencio.

—Hola, Sayaka.

—¿Cómo estás? ¿Cómo va tu relación? —el pecoso sonrió.

—Ya estamos saliendo oficialmente... Como una pareja —respondió con las mejillas un tanto sonrosadas, pero muy feliz.

—¿En serio? Me alegro mucho, Yamaguchi. En serio... Les deseo lo mejor a ambos.

—Nos dimos un beso en el salón y un chico nos vio...

Yamaguchi explicó todo lo que había pasado. Sayaka analizó la situación con detenimiento, teniendo la misma opinión que al principio.

—No sé si haya sido una buena idea que te hayas metido con él.

—No me digas eso cuando ya lo hice y estamos saliendo, Sayaka.

—¡Lo siento! Pero es la verdad... Eso no va a terminar bien, y no lo hago para tirar malas vibras, te lo digo como una amiga que te quiere ver bien.

—¡Ahora mismo estamos muy bien! Si no le gustara, no hubiera aceptado salir conmigo, ¿sabes?

Sayaka le miró dudosa.

—No lo sé, Yamaguchi... Yo solo doy mi opinión como alguien externo.

...

Kuroo miraba a su compañero, quien se veía sobre esforzándose y con una expresión molesta. Presionaba las teclas de su laptop con cierta brusquedad, llamando la atención de todos los presentes.

—Eh, Tsukki. ¿Sigues pensando en eso? —preguntó apoyando sus codos sobre la mesa, sosteniendo su cabeza con sus manos.

—No puedo dejar de pensarlo, Kuroo... ¿Sabes qué es lo peor? Que me enoja que hable con personas.

—Tsukki, eso está mal.

—Ah, no es lo que quise decir. Me molesta que hable con personas que quieren coger con él.

Kuroo elevó una ceja, curioso.

—¿Por qué? Tú sabes que a él le gustas mucho, sino ¿por qué te hubiera pedido ser tu pareja? —preguntó tomando un bolígrafo, comenzando a escribir las calificaciones de los exámenes que tenía a su lado en su libreta.

—No lo sé, solo me hace sentir inseguro.

—Él es una persona libre, Tsukishima. Él puede hablar con quien se le da la gana.

—Es que no entiendes, Kuroo...

—Sí que entiendo, Tsukishima —le miró de manera seria—. No nací ayer. Si le prohibes que hable con gente por eso es mejor que termines con él. Ellos son sus compañeros de salón y probablemente se ven todos los días. Le pides algo imposible.

Tsukishima suspiró y dejó caer su cabeza en su laptop.

—Nunca debí haber aceptado salir ese día con él. Si no lo hubiera hecho no tendría estos problemas.

—Por la forma en la que me hablas pareciera que no te gusta tanto, Tsukishima.

El rubio le miró, algo apenado.

—Ese es el problema. Creo que no me gusta tanto realmente... Pero me gusta estar con él de todas maneras.

—Pero... En un ámbito más sexual, ¿no?

Tsukishima se quedó en silencio.

—No, olvida todo lo que dije. Estoy diciendo tonterías.

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Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora