Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.

Side Story: Kuroken

Hola.

Supongo que por el título ya saben lo que se viene. Es un capítulo muy largo porque no quería dividirlo y arruinar la diversión al final, ah *guiño guiño*.

Ok no.

Espero que les guste. ♡

PD: las escenas no son completamente fieles a la obra original, por lo que puede que hayan algunos diálogos o momentos que se omitan o sean diferentes debido a que esta relación no estaba programada.

...

Kozume salía del bar. Había estado con Yamaguchi durante un rato, conversando y tomando un par de tragos, a pesar de que el chico no era un fan de eso. Habían notado que Tsukishima, el profesor de Yamaguchi estaba ahí con su colega y mejor amigo, a lo que decidieron que Kenma se fuese para dejar a su amigo a solas con él, aunque no tan a solas debido a la presencia del pelinegro. Mientras caminaba a paso lento a su casa, que no estaba a tantas cuadras, sintió una presencia detrás de él que hizo que se girara completamente, sorprendiéndose un poco.

—¿Kuroo sensei? —preguntó metiendo sus manos a sus bolsillos con algo de timidez.

—Kozume —sonrió al verle—. Te vi saliendo del bar.

Le miró directamente a sus ojos ambarinos. Esos ojos que le atraían de sobremanera, su altura, su voz, su presencia. Todo eso le atraía. Pero era su profesor. No tenía la audacia de acercarse a él con otras intenciones.

—Ah, sí. Estaba tomando... con Yamaguchi —respondió acercándose un poco, quedando a un poco menos de un metro de distancia.

El viento corría con fuerza, haciendo que sus cabellos volaran. Kuroo sonrió.

—¿Vas a tu casa? —preguntó—. Yo estaba pensando en ir al parque, ¿quieres venir conmigo?

Kenma tenía muchas preguntas, quizás demasiadas para escribirlas aquí, pero respondió positivamente a la segunda pregunta. Estuvieron caminando en silencio hasta llegar al lugar, le sorprendió ver a tanta gente reunida. Al parecer, había una especie de feria de emprendedores, lo cual le resultaba algo extraño ya que en Japón no solían haber.

—Estas cosas son mi perdición. Siempre compro cosas que realmente no necesito —comentó Kuroo mirando las miles de ofertas en los puestos.

—Son lindos y... —cruzó miradas con una anciana, que vendía peluches hechos de lana, a lo que se arrepintió de seguir hablando.

—¿Y...?

—Solo lindos.

Se quedaron unos segundos en silencio. Kenma quería irse a casa, tenía algo de sueño y era día de semana, lo que significaba que tendría clases temprano al otro día.

—Kuroo sensei...

—Solo dime Kuro, Kozume —le miró, teniendo una amplia sonrisa.

El nombrado sintió escalofríos por todo su cuerpo.

—Umm... Kuro, me iré a casa —dijo comenzando a caminar en sentido contrario.

—¡Espera! Te acompaño —Kuroo aceleró su paso para quedar al lado de su estudiante.

Kenma apretó sus labios mientras caminaba, mirando de reojo al mayor.

"Mierda, es muy atractivo" pensó, comenzando a ponerse nervioso. Tanto así que sentía que se le había olvidado como caminar. Comenzó a tocar su cabello repetidas veces, hasta que al final decidió por atárselo.