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—¡Sorpresa! —exclamó Yamaguchi al verle entrar.

Estaba vestido con una camisa del rubio, que llegaba hasta poco más abajo de su cintura.

Tsukishima se sorprendió. Le había dado un pequeño susto.

—¿Cómo entraste? —preguntó sacándose su abrigo para colgarlo en el perchero.

—Usted me dio las llaves de su casa, ¿no lo recuerda? —preguntó acercándose a él abultando sus labios.

Tsukishima hizo memoria, recordando aquel día.

—Oh, sí. Lo recuerdo...

Miró detenidamente al pecoso, quien no tenía nada en la parte inferior de su cuerpo, sólo su bóxer y la camisa mal abrochada, suponía que era a propósito.

—Le hice un cheesecake de fresa —dijo sonriendo sin mostrar sus dientes.

—Estoy cansado, Tadashi —murmuró, siendo guiado hasta el comedor, en donde habían dos porciones—. Pero si me recibes así...

Comieron el cheesecake mientras el rubio le hablaba de como había sido su día, y Yamaguchi hizo lo mismo. Le decía que las matemáticas se le estaban dificultando un poco, a lo que necesitaba que el mayor le ayudara.

—¿Ahora? —preguntó relajando su ceño.

—No necesariamente... tengo otros planes —dijo levantándose de la silla, retirando los platos para llevarlos a la cocina.

Cuando volvió colocó ambas manos en sus hombros, haciendo un masaje.

—Le queda algo de energía, ¿no? —preguntó en un susurro seductor en su oído, dando un beso en su oreja.

El rubio sintió escalofríos en su cuerpo.

—Creo que sí —respondió de la misma manera.

Sin más se levantó de la silla y rodeó la cintura del pecoso con sus brazos, apegándolo contra su cuerpo. Besó sus labios con pasión, introduciendo su lengua en la cavidad bucal del menor, encontrándose inmediatamente con la lengua del mismo. Yamaguchi no se quedó atrás y comenzó a desabotonar la camisa que traía puesta, aunque sólo la dejó abierta para poder ver su torso.

—Me gusta como se ve con su camisa así —murmuró con una sonrisa lasciva, metiendo sus manos por debajo de esta acariciando su espalda.

El más alto bajó sus manos hasta el trasero ajeno para tomarle en brazos. Yamaguchi jadeó y rodeó su cuello para no caerse en el trayecto. Estaba emocionado. Debido a los horarios no podían verse tan seguido, además el mayor casi siempre llegaba cansado a casa y sólo comía para luego dormir.

Tsukishima dejó caer el cuerpo del pecoso sobre el colchón, comenzando a repartir besos en los muslos del más bajo, succionando estos y dejando marcas rojas, que posteriormente se tornarían a moradas. Subió sus besos hasta su abdomen, bajando el bóxer ajeno de un tirón. Su respiración estaba agitada.

El pene de Yamaguchi y estaba erecto, a lo que Tsukishima no tardó en pasar su lengua desde la base del mismo hasta la punta, succionando su glande. Yamaguchi sintió escalofríos a la vez que sentía como todo su cuerpo se relajaba.

—Sensei... —suspiró mordiendo su labio inferior.

Tsukishima se separó de él, para así depositar besos por su cuello.

—Tadashi.

—¿Si? —preguntó, agitado.

—Te amo.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora