Ahora mismo, Yamaguchi estaba estudiando para un examen que tenía con su profesor favorito. ¡Tenía que esforzarse! Probablemente si obtenía una buena calificación, su profesor iba a felicitarlo, y realmente eso alegraría su día por completo.
Se quedó estudiando hasta altas horas de la noche, haciendo ejercicios y ejercicios hasta que ninguno se le dificultara. No supo en qué momento comenzó a tener sueño y cayó rendido encima de su escritorio. Fue despertado por el fuerte estruendo de su alarma.
Soltó un suspiro, su cuerpo dolía por haberse dormido en esa posición, pero nada que una relajante ducha no solucionara. En cuarenta minutos, ya estaba listo para ir a la universidad. Estaba algo nervioso y su estómago dolía; necesitaba tranquilizarse. Había estudiado mucho, no habían probabilidades de que le fuese mal.
Cuando entró a la sala, sonrió con timidez al ver a su profesor ordenando un montón de papeles en su escritorio.
—Buenos días, sensei.
El profesor se sobresaltó, estaba muy concentrado y accidentalmente dejó caer algunos exámenes. El rubio llevó su mano a su frente y apretó sus labios al ver a su estudiante.
—Perdón, ¿lo asusté? No fue mi intención —se disculpó el pecoso mientras recogía las hojas del suelo, dejándolas encima de la mesa.
—No... yo... estaba muy concentrado. Buenos días, Yamaguchi —saludó finalmente, pasando la yema de sus dedos por su sien.
—Sensei, ¿se encuentra bien? —preguntó con una expresión un tanto preocupada.
—Sí, me duele un poco la cabeza pero no es nada, no te preocupes.
—Ah, tengo una aspirina en mi bolso. ¿Quiere una?
Tsukishima se le quedó mirando durante unos segundos a sus ojos, para luego desviar su mirada y reír con levedad, el pecoso no entendió muy bien la situación.
—Sí, estaría muy bien, Yamaguchi —respondió finalmente el hombre.
Dejó apoyado su bolso en el borde de la mesa para buscar el medicamento, al sacarlo se lo entregó a su profesor.
—Puede quedárselos, tengo muchos en casa... —murmuró con una sonrisa leve, para así caminar en dirección a su pupitre de siempre.
—Gracias, Yamaguchi.
Pasaron unos cuantos minutos más y los demás estudiantes comenzaron a llegar de a poco, aunque habían algunos que no había asistido al examen, Yamaguchi no entendía porqué.
—Buenos días, chicos y chicas. Guarden todo lo que no sea esencial para una prueba, tienen una hora y quince minutos para hacer esta evaluación. Que les vaya bien. ¡Ah! Y no responderé dudas.
Cuando el rubio comenzó a repartir los exámenes, Yamaguchi le seguía discretamente con la mirada, observando todos sus movimientos. Se sonrojó cuando llegó a su pupitre, dejando el examen con lentitud.
—Que te vaya bien —susurró.
Yamaguchi apretó sus labios junto sus muslos, soltando un suspiro. Él no le había dicho a los demás aquello, solo a él, o por lo menos fue a uno de los pocos que le dijo. Todo su cuerpo se estremeció, y sus latidos comenzaron a ir a alta velocidad por todo su cuerpo.
Debía dejar eso de lado ahora mismo, no debía caer ante algo así. Colocó su nombre en la hoja en blanco y comenzó a realizar el examen.
...
Tsukishima se quedó sentado todo el tiempo en el escritorio, paseándose rara vez para mirar como iban sus estudiantes. Algunas veces tendía a ser muy perfeccionista pero en el aspecto negativo, él quería que todos sus estudiantes fuesen brillantes en su asignatura, pero obviamente no siempre se iba a poder.
El sonido de una silla moviéndose, llamando la atención de todos los presentes, era un chico quien iba en dirección al escritorio del profesor. Este le miró con una ceja alzada, curioso.
—Terminé —dijo.
Era mentira, en realidad no sabía nada.
Tsukishima no dijo nada e hizo un espacio en su escritorio para que dejara su examen. El chico dejó el examen y salió rauda fuera del salón. El maestro tomó el examen y comenzó a revisarlo. Unos cuantos números sin sentidos y en el borde de las hojas más cálculos que pudieron haberse hecho mentales. Ni siquiera había intentado hacer unos cuantos más ejercicios.
Tomó su bolígrafo rojo con el que solía revisar los exámenes y colocó un 0 de 100 en grande, dejando el examen a un lado después.
Yamaguchi relamió sus labios. Llegó a pensar que le encantaría ver a su profesor revisar los exámenes, todo por ver su rostro de concentración, realmente todo lo que hacía su profesor le encantaba, y no podía negarlo.
Ya pasado unos varios minutos más, los estudiantes comenzaron a entregar sus exámenes, aunque Yamaguchi fue unos de los últimos en entregarlo, y no fue para quedar a solas con su profesor, era porque realmente el examen estaba complicado y quería tener todo correcto.
—Yamaguchi, se acabó el tiempo, debes entregarme el examen —dijo su profesor, apareciendo frente a él.
El pecoso se sobresaltó, no esperaba que llegase tan rápido a su lugar y tan silencioso.
—Oh, ¿te asusté? Lo siento —se disculpó mientras reía, recordando lo que había pasado anteriormente.
El pecoso solo tendió a reír, relamiendo sus labios nuevamente.
—Aquí tiene, sensei.
—¿Estuvo muy difícil? —preguntó el rubio caminando en dirección a su escritorio para guardar los exámenes en su carpeta.
—Uhm, más o menos... intenté hacer todo a conciencia.
—Es como debe hacerse.
Se quedaron en silencio unos segundos. No se había dado cuenta de que no había nadie en el salón, además la puerta estaba cerrada. Yamaguchi sintió sus mejillas sonrojarse al imaginarse los infinitos escenarios en los que se podría encontrar con su profesor, obviamente en el ámbito sexual. El rubio notó aquello, pero decidió ignorarlo.
—Nos vemos la próxima clase, Yamaguchi —dijo el profesor cuando ambos salieron del aula, caminando en dirección contraria a la del nombrado.
—Ah, sí. Adiós, sensei.
Acto seguido, fue directamente al baño, encerrándose en un cubículo. Se sentó en la tapa del inodoro y soltó un suspiro, mirando hacia su entrepierna, sintiendo como una erección estaba en proceso.
De tan solo imaginar a su profesor besándole mientras lo embestía encima de su escritorio hacía que se excitara de sobremanera. Debía calmarse. No quería volverse un pervertido.
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Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.
FanfictionYamaguchi es un estudiante universitario. En su primera clase con su profesor Tsukishima, no puede evitar sentirse atraído por este y 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘰 al ver lo estricto y ordenado que era. * Por favor, evita hacer comentarios homofóbicos, misóg...