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Yamaguchi caminaba en dirección a la cafetería. Ese día no tuvo clases con su profesor favorito, pero el día igualmente iba bastante bien. De vez en cuando se lo encontraba en el pasillo y lo saludaba, siendo su saludo correspondido. Poco a poco estaban creando una buena relación entre un estudiante y profesor. Lo único malo era que no era la relación que Yamaguchi quería.

Tsukishima entraba al área de trabajo más formal en la universidad, sentándose en la mesa con sus demás compañeros de trabajo.

—Buenos días —saludó como siempre sentándose mientras sacaba su laptop.

—¡Ah, buenos días, Tsukki! —saludó su compañero.

—Te dije que no me llamaras así, Kuroo. Estamos en el trabajo.

—¿Qué tiene de malo? Solo es un apodo, ¿o quieres que te llame Tsukishima sensei? No, es muy largo.

—Prefiero que me llames Tsukishima solamente.

Se quedaron un rato más hablando hasta que cada uno fue a sus clases respectivas. Habían quedado en que se juntarían después del trabajo a tomar unos tragos para relajarse. La verdad es que aquel comienzo de clases fue agotador para ambos ya que se estaba implementando un nuevo sistema.

Al llegar al bar donde siempre solían ir, se sentó en la barra esperando a su amigo, pero luego desvió su mirada hacia una mesa en particular, dos personas que les resultaban particularmente conocidas. No podía ser posible.

—¡Hey, Tsukki! —saludó su colega colocando su mano en su hombro, dando unas palmadas.

—Kuroo... creo que dos de mis estudiantes están aquí.

El pelinegro alzó sus cejas curioso y se sentó a su lado. Primero decidieron pedir algo para tomar.

—¿Dónde?

—Están a tu derecha. Es el que tiene pecas y el que tiene las puntas decoloradas...

Kuroo miró de reojo a la dirección en la que su amigo señalaba, y soltó un jadeo de la sorpresa.

—El de las puntas decoloradas, también es mi estudiante. Se llama Kenma.

—Oh, que maravilla —murmuró sarcásticamente—. ¿Deberíamos irnos?

—¿Por qué? Ahora mismo solo somos dos veinteañeros que salieron a tomar un trago.

—Hablas como si tuviésemos veintidós años y tú tienes treinta años...

—Dicen que los treintas son los nuevos veintes.

—No digas estupideces, Kuroo. Me iré de aquí.

—Pero ni siquiera has tomado tu trago...

En ese momento, cuando Tsukishima se giró y se levantó de la silla chocó con alguien que estaba allí, y para su "mala suerte" se topó con Yamaguchi.

—Ah, lo sien... ¿Tsukishima sensei? —preguntó el pecoso un tanto sonrojado. Se podía notar como había bebido por la forma de hablar.

—A-ah. Hola, Yamaguchi. ¿Qué haces aquí? —preguntó volviéndose a sentar, como si nada hubiese pasado mientras se tomaba su trago de un solo sorbo. Su cuerpo sintió escalofrío y su garganta se sintió caliente.

—Me había juntado con un amigo... pero él ya se fue. ¿Usted vino solo también o está acompañado con alguien más? Si está solo... podría hacerle compañía —murmuró mientras miraba al más alto con una sonrisa borracha. Él no estaba 100% consciente de sus palabras y actos.

—Uh... sí. Estoy solo —dijo con un tono de voz más alto para que su colega escuchara.

Kuroo elevó sus cejas y simplemente se levantó del asiento, yendo en dirección al otro lado de la barra.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora