Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.

11

Tsukishima terminaba de dar sus clases con sus otros estudiantes, pero no estaba completamente concentrado, la verdad es que seguía pensando en qué decirle a su estudiante y que opinaba sobre alguna futura relación amorosa. Sabía que este estaba ansioso por saber la respuesta, pero seguía sin tener una clara.

—Tsukki, te lo estás pensando mucho. Él ya te dijo todas las cosas de las que cualquier profesor dudaría —murmuró su colega sentándose en la mesa que compartían con un café en la mano, dejándolo al lado del rubio.

—Gracias —dijo mientras tomaba el café, dando un sorbo para luego arrugar su nariz—. ¿No le echaste azúcar?

—No, no sabía cuanto echarle.

—Pero si te dije que le echaras dos...

El rubio se levantó de la mesa y echó dos cucharadas en su café. Luego volvió a sentarse.

—Volviendo al tema, ¿qué le vas a decir?

El más alto suspiró mirando su café mientras lo revolvía con una cuchara pensativo. Él insistía en que no era ético y podría acabar su reputación, además de trabajo a pesar de que no fuese ilegal salir con un estudiante.

La verdad es que no tenía muchas en contra, además él era lindo y se veía una buena persona por lo que lo conocía. No perdía mucho si salía con él realmente... solo tenía que ser cuidadoso, y sabía que Yamaguchi sería cuidadoso respecto a eso.

—Creo que no tengo verdaderos argumentos como para decirle que no —Kuroo sonrió.

—Bien, entonces dile lo antes posible.

—No sé su horario así que tendrá que esperar hasta el viernes.

Kuroo estiró sus brazos hacia arriba, soltando un suspiro. Su espalda comenzaba a doler debido a que su postura no era la mejor y tendía a tomar algunas pastillas para el dolor. Miró por la ventana de la sala y vio a aquel estudiante que llamaba su atención. Kenma Kozume.

—¿Qué hay de ti? —preguntó el rubio, aún tomando su café.

—Ah... se llama Kenma, pienso que es lindo pero... él no parece interesado en lo absoluto.

—Es amigo de mi estudiante.

—Lo sé, pero aún así prefiero pensar que es lindo a acercarme a él. No quiero verme un interesado en un estudiante.

—¿Ves? Es raro cuando te interesas en un estudiante.

—Lo bueno es que son mayores de edad.

—Eso sonó horrible, Kuroo.

—¡Ni tanto! Suena raro pero por otro lado está bien.

...

Yamaguchi entraba a la última clase del día, la verdad es que estaba agotado y su mano dolía de escribir tanto en su libreta. La verdad es que estaba pensando en comprarse un portátil de buena calidad, veía a sus compañeros usarlos. Se acercó a una maquina expendedora para comprar algo de beber, había sido un día pesado y lo único que quería era ir a su hogar y tomar una siesta.

—Yamaguchi.

Escuchó aquella inconfundible voz, y casi al instante giró su cabeza hacia donde provenía esta. Su querido profesor.

—Ah, Tsukishima sensei. ¿Cómo está? —preguntó con una sonrisa cálida, aunque se notaba que estaba algo cansado, el rubio lo notó.

—Estoy muy bien, gracias —respondió, mirando al pecoso sacar una botella de agua mineral—. Te noto algo cansado...

—Sí, es que tuve clases pesadas hoy. Estoy cansado —respondió honesto apoyándose en un pilar, solando un suspiro mientras abría la botella para beber un poco—. ¿Necesita algo?

Tsukishima notó lo amable que este solía ser. Esperaba que fue así de amable con todos. No pudo evitar sonreír ante eso.

—Sí, creo que ya tengo una respuesta.

Los ojos del pecoso se abrieron con curiosidad. Dejó de tomar agua y le miró atento, acercándose un poco al mayor.

—No le molesta que hablemos en esta relación de estudiante y profesor, ¿verdad? —preguntó el menor, ladeando su cabeza.

—No, será rápido. Tengo que seguir trabajando de todas maneras... —hizo una pequeña pausa para así cruzar sus brazos—. Podríamos intentar tener otro tipo de relación... siendo solo conocidos.

Las mejillas del pecoso se sonrosaron y apretó sus labios. ¿No estaba soñando, verdad? No, no lo estaba. Podía sentir el rico aroma de su perfume con claridad.

—Solo te pido un poco de paciencia...

—¡Sí! No se preocupe por eso. Esperaré, solo no quiero que sea en vano —dijo, dando otro sorbo a su botella de agua.

Tsukishima solo atinó a asentir con su cabeza. Él también esperaba eso.

—Me gustaría invitarlo a alguna parte para que podamos hablar, pero estoy muy cansado...

—¡Oh! No te preocupes, podríamos partir por... intercambiar nuestros números telefónicos.

Yamaguchi sonrió.

—Sí, estaría muy bien.