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Un ruido molestoso despertó al pecoso, era su teléfono. Abrió los ojos con pesadez y buscó entre las cosas que estaban en la mesa de noche al lado de su cama. Era de noche aún. Talló sus ojos para ver quien lo llamaba a altas horas de la noche, y rodeó los ojos al ver de quien se trataba. Se sentó en la cama para así levantarse de la misma, caminando en dirección al salón para poder hablar tranquilo y sin molestar al mayor.

—¿Terushima? —preguntó al contestar con un tono somnoliento.

« ¡Pecas! ¿Cómo estás? »

Yamaguchi rodeó sus ojos nuevamente, sentándose en el sofá. ¿Por qué contestó siquiera?

—¿Necesitas algo? Son las tres de la madrugada —preguntó como respuesta.

« Quería escuchar tu voz »

¿Estás... tomando? —preguntó nuevamente.

« Estoy fumando hierba, Yamaguchi. ¿Alguna vez has probado? »

No, y no pienso hacerlo... —chasqueó su lengua arrugando su ceño—. Eres un idiota, Terushima.

« ¿Sigues con Tsukishima-sensei? »

Sí, él está durmiendo en mi cama ahora mismo.

« Ah... »

—Voy a cortar... tengo mucho sueño.

« ¿Te gusta Tsukishima-sensei? »

Aquellas fueron las últimas palabras que escuchó de su teléfono antes de cortar la llamada. Se quedó pensativo ante las mismas. Soltó un suspiro.

Se levantó del sofá y apagó su teléfono para evitar más molestias a la hora de dormir. Fue en dirección a su habitación, y su profesor seguía allí, completamente dormido. Sonrió al verle y gateó sobre el colchón hasta llegar al mismo, notando que aún tenía sus lentes. Los retiró con cuidado y los dejó ordenados en la mesita de noche. Dio una caricia en su mejilla con la yema de sus dedos, aunque aquello había conseguido despertarlo.

—Yamaguchi... —murmuró somnoliento.

—Shh, duerme, duerme.

El pecoso le acurruca contra su pecho, haciendo caricias en sus rulitos rubios. Tsukishima no tardó en acomodarse y abrazar el torso ajeno, cerrando sus ojos y volviendo a dormirse con rapidez.

...

Si no era el teléfono de Yamaguchi que sonaba, era el de Tsukishima. Aquel sonido hizo que ambos despertaran de un sobresalto debido a lo alto que estaba. De todas maneras, era una buena hora para despertar.

El más alto se sentó en la cama y contestó la llamada.

El pecoso estiró sus extremidades mientras bostezaba, apretando sus labios entretanto miraba al chico hablar. Al estar aún un poco dormido, no entendió muy bien lo que hablaba, solo tendió a taparse con las sábanas. No tardó en sentir un fuerte dolor en su espalda, y claro. Siempre que tenía sexo su espalda dolía. Probablemente era la posición.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora