O2

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Era el segundo día de clases de Yamaguchi. Estaba tan ansioso por ver a su nuevo profesor. Realmente emocionado. Se sentó donde se había sentado el otro día. Miró a su alrededor y vió a sus demás compañeros, los cuales estaban acostados durmiendo en sus pupitres. Aquel chico con las puntas decoloradas también había llegado, aunque los asientos a su alrededor no estaban escasos a lo que se sentó un tanto alejado de él.

Su profesor hizo acto de presencia. El pecoso le siguió con la mirada, examinó cada movimiento sin disimulo, no quería perderse ningún detalle de su profesor.

Oh, Tsukishima-sensei.

—Buenos días, mis queridos estudiantes —Yamaguchi se estremeció en su silla.

Este enseguida comenzó a repartir algunas hojas con unos ejercicios escritos en ellas.

—Voy a hacerles un pequeño examen de diagnostico, solo para ver con qué estoy tratando.

Cuando Tsukishima pasó por el lado de Yamaguchi, se le quedó mirando por unos microsegundos más, luego le entregó el examen.

¿Es que tenía algo en el rostro que tanto le miró? Tampoco fue por tanto tiempo, pero fue lo suficiente para ver sus facciones.

Era tan guapo. Incluso pudo sentir el perfume que poseía. Al recibir su examen, este lo respondió sin muchos problemas, ya que las matemáticas no se le dificultaban mucho como se había mencionado anteriormente.

...

Ya había terminado la clase. El maestro comenzó a corregir los exámenes y por casualidad el examen del pecoso era el primero. El rubio se quedó pasmado. ¡Todas las respuestas estaban incorrectas! Necesitaba hablar con él ahora mismo.

—¡Yamaguchi Tadashi! ¿Sigue aquí? —el nombrado se estremeció al escuchar su nombre dicho por su profesor.

Oh, su voz. La voz de su maestro.

El pecoso se acercó a su profesor a paso rápido, y cuando estuvo ahí sintió sus mejillas calientes.

—¿Qué es esto? Tuviste todas las respuestas incorrectas. ¿Cómo es que entraste a esta carrera? —preguntó entregándole el papel—. Menos mal que no tenía calificación.

Yamaguchi se puso nervioso ante el levantamiento de la voz de su profesor. Este por su puesto notó el sonrojo de su estudiante. Se levantó de su silla para quedar a la altura.

—¿Tienes problemas con las matemáticas? —preguntó ladeando su cabeza. Yamaguchi negó con su cabeza.

—Yo... yo era el primero de mi clase... creo que me puse algo nervioso, es todo.

Se formó un silencio incómodo. ¿En qué clase de escuela iba entonces? Se quedó mirando el papel. El desarrollo estaba todo incorrecto, pero eran fallos en los signos y paréntesis, algo en que las personas solían equivocarse a menudo.

—No me gusta que mis estudiantes tengan esas calificaciones.

Tsukishima podía notar a simple vista el tipo de estudiante que era Yamaguchi. Uno tímido, que no hacía escandalo en las clases y responsable. Les gustaban los estudiantes así, ya que en el fondo ellos se esforzaban igualmente, aunque no obtuvieran los resultados que merecían.

—Sí... yo... no volverá a pasar —se disculpó el pecoso haciendo una reverencia, apretando sus labios.

El rubio soltó una carcajada.

—Obviamente no volverá a pasar. Soy el mejor maestro de matemáticas, tienes mucha suerte. Ahora vete, debes tener clases después.

Yamaguchi le miró con los ojos brillantes y asintió sumiso, mientras salía del salón en dirección al baño. Se encerró en un cubículo y se sentó, intentando procesar lo que acaba de pasar.

La risa de su maestro... la forma en que lo regañó...

Mordió su labio inferior al sentir como la sangre iba en dirección a una zona es especifico. ¿Por qué se excitaba con esas cosas? No era normal. Más bien, no era habitual. Sabía que existían los fetiches, pero... ¿el que te hablaran así también era considerado uno? Sus padres siempre fueron amables con él, y apenas y les colocaban restricciones.

Por lo tanto, el hecho de que alguien le hablara seriamente o le regañara lo hacía...

Excitante.

—Oh.

Tenía una erección. De tanto pensarlo, se imaginó un escenario del mismo estilo.

El maestro que regañaba al estudiante que obtenía una mala calificación. Llevó su mano hacia su entrepierna, soltando un suspiro ante el roce. No tenía clases hasta dentro de unas cuantas horas. Tal vez si iba a su departamento y atendía ese problema...

Encendió la televisión para tener algo de ruido. Se sentó en el sofá con las piernas separadas y desabrochó su pantalón, bajando el cierra posteriormente. Su miembro seguía erecto y palpitante. Necesitaba atención urgentemente. Llevó su mano hacia este, comenzando a subir y a bajar diestra mientras presionaba su frenillo.

Sus mejillas estaban sonrojadas. Dejó caer su cabeza hacia atrás, entretanto mordía su labio inferior.

—Tsukishima-sensei —gimió.

Se removió en el sofá, comenzando a acelerar el movimiento de sus manos. Comenzó a imaginarse esa situación otra vez, en donde él era un estudiante que había reprobado y su maestro quien le regañaba por eso.

No supo en qué momento llegó al orgasmo. Sus manos estaban con los rastros de su esencia, era pegajoso.

Con la respiración agitada, fue en dirección al baño, donde limpió sus manos y alrededor de su entrepierna. Se miró unos segundos en el espejo, para luego sonreír mientras tenía sus mejillas aún sonrojadas.

—Tsukishima-sensei, gracias por llegar a mi vida.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora