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Yamaguchi despertaba por los sonidos que hacía su despertador. Su cabeza dolía un poco aún. Apagó la alarma y se sentó en el borde de la cama, llevando su mano hacia su cabeza para echar su cabello hacia atrás. Caminó en dirección al baño, y se sorprendió al ver lo hinchados que estaban sus ojos debido al llanto de ayer. No se veía muy bien, y tampoco es como si supiera alguna técnica para hacer que estos volvieran a la normalidad.

Tampoco es como si faltara a clases por algo así, no era ese tipo de personas que no iban a hacer sus deberes por cosas pequeñas que le pasaran.

Finalmente se dio una ducha. Se vistió como siempre y echó sus cosas en su bolso. Este mismo día, iba a comprarse una laptop para él que fuera de buena calidad, aunque no sabía muy bien cual comprar. Mientras pensaba y buscaba en internet la mejor, se cruzó con el rubio en mitad del camino, aunque este venía de los estacionamientos.

—Sensei, buen día —le saludó con una sonrisa.

Tsukishima sonrió aliviado al verle.

—Buenos días, Yamaguchi —saludó de vuelta.

Ahora que le miraba más de cerca, pudo notar sus ojos hinchados, aunque no lo estaban en gran magnitud, solo había que tener muy buen ojo para notarlo.

—Tus ojos están hinchados —comentó mirándole algo apenado.

—Uh, sí. Intenté buscar algo en internet que fuese rápido pero no encontré mucho.

—Mmh.

—De todas maneras —hizo una pausa, pasando un mechón de su cabello por detrás de su oreja—. Quería preguntarle... Si le gustaría salir hoy en la tarde conmigo... Tengo que ir a comprar unas cosas al centro comercial.

El rubio alzó sus cejas, asintiendo con su cabeza sin pensarlo dos veces. No le vendría mal salir con el pecoso después de lo que había pasado.

En el trayecto, se encontraron con aquella maestra que les causó algunos problemas y malentendidos anteriormente. Tsukishima suspiró y Yamaguchi le miró.

—Va a hablar con ella, ¿verdad? —preguntó en un pequeño susurro.

—Lo haré, Yamaguchi. No te preocupes.

El pecoso abultó sus labios y asintió con la cabeza.

—Debo irme a clases, nos vemos, sensei —se despidió del mayor.

—Sí, adiós, Yamaguchi —se despidió también.

Aquel día no iban a verse. No tenía clases con el menor.

Mientras iba camino a sus clases, se encontró con Terushima en el pasillo mirando el tablón de anuncios.

—Hola, Terushima —le saludó. El nombrado le miró y sonrió.

—Hola, pequitas. ¿Cómo estás? —preguntó pasando su brazo por los hombros del más alto.

Este se alejó del mismo, apretando sus labios.

—¿Pasa algo?

—Uhm... No... Es solo que te pido que guardemos nuestra distancia.

Terushima rodeó sus ojos y llevó su mano a su nuca, rascándola mientras chasqueaba su lengua. Yamaguchi le miró atento pero este comenzó a caminar en dirección contraria.

—Terushima.

—¿Qué? Dijiste que guardemos distancia.

—Pero no tan así... —murmuró comenzando a jugar con sus dedos.

El rubio teñido suspiró.

—¿Ya hablaste con Tsukishima-sensei? —preguntó metiendo sus manos a sus bolsillos.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora