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Ya habían pasado cinco meses del incidente. La relación de Yamaguchi y Tsukishima seguía estando en pie, aunque los que solían llamarse amigos para el pecoso ya no estaban allí. Terushima también dejó de hablarle, y la verdad es que Yamaguchi se sentía bastante solo. Tsukishima ayudaba al pecoso a no sentirse tan abandonado, yendo a su casa frecuentemente. Tampoco tardó el volver a posicionarse en el puesto número uno de la clase, aunque las dudas que solía tener después de las mismas prefería hacerlas cuando el rubio estuviese en su casa. No quería causar más problemas. El que salieran ambos solos del salón era sospechoso.

Aunque eso ya no importaba mucho. Ya estaban en las últimas y pronto el pecoso estaría de vacaciones, a lo que el rubio también prontamente dejaría de trabajar allí.

Ahora mismo estaban en la casa del pecoso. Tsukishima respondía las últimas dudas del menor antes de un examen que sería el próximo día. Fue en ese entonces que el teléfono del rubio comenzó a sonar.

Abrió sus ojos en grande al ver quien era.

—Necesito contestar ahora, Tadashi. Dame un segundo —dijo levantándose de la mesa para salir al balcón.

Yamaguchi le miró curioso.

—Akaashi... Hola, ¿cómo estás? —preguntó el rubio con una pequeña sonrisa.

« Hola, Tsukishima. Estoy muy bien, ¿y tú? »

Tsukishima suspiró.

—Bien... Dentro de todo... —respondió apoyándose en la baranda.

« Te tengo buenas noticias »

Tsukishima sonrió ampliamente, aclarando su voz.

« Te conseguí un puesto en mi preparatoria... Estás buscando trabajo, ¿no? La verdad es que necesito una mano aquí, soy el único maestro... »

—¡Ah! ¡Sí, sí! —exclamó asintiendo con su cabeza, aunque no pudiese verle a través del teléfono.

« ¿Si? Oh, está bien. Entonces... podrías ir comenzando a hacer tu curriculum por mientras... Sé que no es lo mismo trabajar con estudiantes de veinte años... pero... »

Tsukishima le interrumpió.

—¡Oh, no, no! No te preocupes por eso... Sólo necesito un trabajo, estoy seguro de que no será tan diferente, además los de preparatoria tampoco es que sean tan pequeños...

Escuchó una pequeña risa en la otra línea.

« Sí, además son muy amables y buenos... Aunque a veces se pasan de la línea y hace falta algo de orden. Ahora debo irme, si quieres podemos juntarnos uno de estos días a conversar. Hace muchos años que no nos vemos... »

—Claro, estaría muy bien.

« Me voy entonces, que aún estoy trabajando. Adiós, Tsukishima »

—Adiós, Akaashi... Y muchas gracias, en serio.

« No hay de qué »

Tsukishima colgó la llamada y guardó el teléfono en el bolsillo de su chaqueta con una amplia sonrisa, estaba muy tranquilo. Entró al departamento nuevamente, viendo al pecoso mirando su teléfono.

—Hey, cariño —dijo para llamar su atención, sentándose en la mesa.

—¿Quién era? —preguntó curioso.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora