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Yamaguchi no tardó en reaccionar y volvió a posicionarse sobre el regazo del mayor con las piernas a los costados, llevando sus manos hacia la nuca del contrario, mientras que este tenía sus manos sobre los muslos impropios. Ahora mismo Yamaguchi tenía solo un pantalón corto, por lo que podía sentir de mejor manera los agarrones de su profesor en sus muslos, los cuales le provocaban escalofríos.

Unieron sus labios en repetidos besos, uno más candente que otro. Tsukishima hace mucho que no tenía ese tipo de acción, y Yamaguchi no hace tanto estaba integrándose a ese "mundo". Es decir, ambos estaban el mismo nivel de práctica.

Al separarse en ese último beso, Yamaguchi no pudo evitar soltar un pequeño jadeo. Su respiración estaba agitada y cuerpo poco a poco comenzaba a reaccionar ante las caricias que Tsukishima le proporcionaba. Aunque se detuvo por un momento, ¿era un sueño otra vez? Para comprobarlo y de manera no sigilosa, se acercó al pálido cuello del mayor, pudiendo sentir aquel perfume característico que tenía. Aprovechó de dejar unos cuantos besos en la zona, pasando su lengua posteriormente.

—Yamaguchi... ni se te ocurra dejarme una marca.

El nombrado sonrió malicioso. Se separó un poco, aun dejando sus manos apoyadas en sus hombros.

—¿Por qué no? —preguntó arrimandose hacia el rubio, pegando su cuerpo al ajeno.

Ahora mismo podía sentir como una erección comenzaba a brotar en el cuerpo contrario; relamió sus labios y se removió en el regazo del mismo, provocando que Tsukishima apretara sus muslos nuevamente, aunque con un poco de rudeza.

—Porque no.

Yamaguchi soltó una pequeña risa, volviendo a unir sus labios en un beso húmedo. Se separó algo estrepitoso del mayor, llevando su mano hacia aquel bulto en el pantalón del mismo. Tsukishima miró todos los movimientos del más bajo, viendo como sus ojos tendieron a oscurecerse.

—¿Quieres hacerlo en tu habitación o en el sofá? —preguntó divertido, haciendo caricias en los muslos con las yemas de sus dedos.

—En mi habitación... mi cama es muy grande.

...

Ambos cuerpos estaban completamente desnudos a exceptuando de su ropa interior. Tsukishima tenía a Yamaguchi entre sus brazos mientras besaba sus labios de manera melosa, entretanto la pierna del pecoso pasaba por la cintura ajena, obligándolo a apegarse a su cuerpo y por ende, hacer que sus erecciones rozaran entre sí. Aquello había provocado un jadeo en ambos.

Yamaguchi poco a poco perdía la poca paciencia que le quedaba. En un movimiento rápido se separó del mayor, quien se sentó en la cama mirando al pecoso para ver que hacía. Este se había posicionado entre sus piernas, específicamente en su entrepierna y así, bajó de un tirón el bóxer del rubio, dejando salir su miembro ya erecto.

Yamaguchi relamió sus labios y se acercó a este, dando una lamida desde la base hasta la punta, para así meter el glande a su boca. Echó una mirada hacia el más alto, quien llevaba su mano hacia el cabello del mismo entrelazando sus dedos. Sus largos dedos. Comenzó a subir y a bajar su cabeza, intentando en cierta medida que entrara todo, pero no podía, y cuando se lo tomaba en serio no podía evitar atorarse y toser. Tsukishima sonrió ante eso.

—Eres muy ansioso, ¿no? —preguntó.

Yamaguchi aún tenía su miembro en su boca, a lo que succionó con rudeza este, provocando que Tsukishima se estremeciera.

—¿Quieres un poco de ayuda? —preguntó nuevamente, obteniendo una respuesta positiva.

Se acomodó un poco en la cama, empujando sin mucha piedad la cabeza del menor contra su miembro, consiguiendo que este entrara por completo. Yamaguchi cerró sus ojos con fuerza al sentir como su nariz tocaba el vientre del rubio. Sentía como no podía respirar, a lo que se separó de este estrepitosamente sin parar de toser.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora