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Había comenzado la semana de exámenes en la universidad. Después de estos tendrían una semana de descanso. Ahora mismo estaba estudiando con Shimada. El examen sería el día viernes. Estuvieron un buen rato. Yamaguchi también estudiaba por su parte, y le servía también explicarle algunas cosas a su amigo para entenderse a sí mismo.

—Jóvenes, la biblioteca va a cerrar ahora. Deben retirarse —dijo un señor que trabajaba allí.

—Aún no son las seis... —murmuró el pecoso con rostro confundido.

—Lo sé, pero por motivos de la universidad va a cerrar antes.

Ambos estudiantes se retiraron forzadamente ante el cierre inesperado de la biblioteca, y muchos otros estudiantes estaban en las mismas.

—Uhm, Shimada... si quieres podemos ir a mi departamento, no está muy lejos y podremos estudiar tranquilos allí.

—Suena bien —le sonrió.

...

Ya estando en el departamento de Yamaguchi, los estudiantes comenzaron a estudiar mientras escuchaban música para concentrarse, al menos estaba funcionando. Estuvieron así por lo menos dos horas.

—¡Ah, ya me cansé! —exclamó cansado el chico, echándose en la silla.

Yamaguchi le miró con una ceja alzada, devolviendo su vista hacia sus apuntes.

—¿No te tomas descansos? —preguntó el más bajo.

—No suelo hacerlo porque pierdo el hilo de lo que hago —respondió sin mirarlo.

Shimada se quedó unos segundos mirando al pecoso. Sintió sus mejillas calientes y se levantó de la silla yendo donde más alto. Este le miró extrañado.

—¿Necesitas algo?

No pudo reaccionar cuando sintió unos labios sobre los suyos. La mano ajena se dirigió hasta el cuello del más alto, apretando este a los costados.

Yamaguchi no pudo evitar soltar un jadeo ante aquel movimiento tan inesperado. No sabía qué hacer, aunque reaccionó cuando el más bajo se había sentado en su regazo con las piernas a los costados, mientras se apegaba completamente hacia su cuerpo.

Sus manos se dirigieron a la cintura ajena mientras se dejaba besar, cerrando sus ojos.

Tal vez debía darse un pequeño relajo.

—¿Qué haces? —preguntó el pecoso separándose del chico.

—Quiero tener sexo, Yamaguchi... Eres demasiado sexy cuando me enseñas matemáticas —respondió abrazándole mientras volvía a besarle con emoción.

Yamaguchi rodeó los ojos y lo tomó por el cuello, alejándole de él, aunque solo obtuvo un suspiro por parte del chico.

—No tendré sexo contigo, Shimada.

—¿Entonces por qué se te paró? —preguntó, llevando su mano hacia el cuello de Yamaguchi.

—Es una reacción biológica ante el roce, por si no lo sabías. Ahora bájate de mí y vete de mi departamento.

El pelinegro soltó al pecoso y se bajó de su regazo, resignado. Caminó con lentitud a buscar su bolso, para posteriormente dejar algo de dinero encima de la mesa.

—Gracias por ayudarme a estudiar.

Aquellas fueron sus últimas palabras antes de irse.

Yamaguchi se preguntaba qué acababa de pasar.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora