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Yamaguchi y aquel chico habían quedado al otro día para estudiar en la biblioteca de la universidad. El pecoso estaba preparado para atender sus dudas y ayudarte, él era bueno de todas maneras. Sin embargo, poco a poco estaba comenzando a caer en aquel juego de competencia en su salón viendo quienes son los mejores de esa clase.

—No sé por qué te esfuerzas tanto si esta asignatura es común —comentó el pelinegro sentándose en la mesa redonda.

—Pienso que nos debemos esforzar en todas las asignaturas, independientemente si sean más pesadas que otras.

Shimada se le quedó mirando.

—Bien, ¿en qué tienes dudas? —preguntó apoyando su codo en la mesa, sosteniendo su cabeza con su mano.

El pelinegro apretó sus labios al ver de más cerca al más alto. Realmente pensaba que era muy hermoso.

—Tengo algunas dudas sobre esto...

Yamaguchi comenzó a explicarle detenidamente al chico sus dudas, haciendo que hiciera unos cuantos ejercicios matemáticos, preocupándose de que realmente entendiera lo que estaba haciendo y no solo realizar cálculos al azar. Shimada no dejaba de poner atención y hacer todo lo que el pecoso se decía.

Se podría decir que compartía aquel pensamiento que Yamaguchi tenía: el conocimiento era sexy.

Fue en ese momento en que una cabellera rubia y una pelinegra se asomaron por la entrada de la biblioteca. Ambos estudiantes dirigieron su mirada hacia esta por el sonido que hizo la puerta. Eran Tsukishima y Kuroo.

Los ambarinos se encontraron con los ojos de Yamaguchi, quienes con solo darse cuenta de la presencia del otro, sintieron mariposas en el estómago. Ambos se habían hecho casi expertos en ocultar sus emociones.

—Sigamos, Shimada.

—Tsukishima-sensei no nos dirá nada si nos ve estudiando, ¿no? —preguntó, volviendo a su libreta para hacer algunos cálculos.

—Claro que no.

Mientras el pelinegro estaba concentrado haciendo el ejercicio propuesto por Yamaguchi, este último miraba de reojo a su profesor, quien hablaba con su colega. Al parecer estaban recogiendo unos exámenes. No pudo evitar relamer sus labios y apretar sus muslos.

—Ya terminé.

El más alto tomó la libreta y comenzó a revisar el ejercicio detalladamente. Estaba todo correcto.

—Pues eres bastante bueno en esto, Shimada. No sé por qué obtienes bajas calificaciones.

—Gracias, Yamaguchi. ¿Podrías ayudarme a estudiar la próxima vez que tengamos un examen?

—Mmh, tendré que verlo ese día. Suelo estudiar solo para los exámenes.

—Oh, entiendo.

Shimada metió su mano a su mochila, buscando algo.

—Aquí tienes —dijo extendiéndole su mano con dinero.

8000 yenes. Quizás era demasiado para una sesión de estudio de una hora. Yamaguchi terminó aceptando la mitad, tampoco era un aprovechado. Ya cuando habían terminado, se encontró con aquel grupo de trabajo con las chicas.

—¡Ah, Yamaguchi! Justo estábamos buscándote —dijo Kasumi.

—¿A mí? —preguntó señalándose a si mismo.

—¡Sip! Estábamos pensando en que hace mucho que nosotras no salimos a pasarla bien, y queríamos preguntarte si conoces algún bar bueno cerca de aquí —dijo la misma mientras pasaba su brazo por los hombros del más alto entretanto entraban al aula.

Tsukishima-sensei ❤︎ ┊ TsukiYama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora