Ella tenía sus momentos...

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A la mañana siguiente , Shikamaru se levantó temprano.

Temari había enviado la listas de los Shinobis para que el cuartel general tuviera en cuenta todo al momento de planificar las estrategias. Hacía tiempo que ella no había viajado a la aldea, pero esa tarde de ayer, al fin había logrado hablarle...

Ella le había hablado más bien. 

Al menos ya habían vuelto a hablar, y esa mañana se había levantado con algo más de animo. Ya no estaba la espina innecesaria de ser constantemente ignorado... Todavía le fastidiaba todo lo de la guerra, pero... pero al menos habían vuelto hablar.

Shikamaru suspiró mientras guardaba sus cosas. El aire se había vuelto pesado y se le revolvía el estómago. Estaba molesto. Todo ese asunto le resultaba molesto.

Pero estaba listo. No había nada más que llevar.

Debían partir a la aldea de la Nube esa mañana. Sería un viaje largo, pero lo que lo hacía peor era la tensión. Nunca había ido a la guerra antes, nunca había sentido tanta tensión en ninguna de sus misiones. El hecho de que conocía como era Akatsuki.. y mezclar eso con las leyendas de Madara y el hecho de que todos los shinobis de los cinco países tuvieran que unirse... Nunca imaginó que todo llegase a ser tan grande y problemático.

Aun así, su padre no parecía preocupado. Bueno, nunca lo hacía. Podía estar muriéndose ahí mismo y él no se perturbaría...

Shikamaru salió de su cuarto y lo cerró.

Estaba listo.

Guardó sus manos en los bolsillos y se volteó para salir de su casa. Iba camino a la puerta principal, cuando vio a sus padres parados al lado de la misma puerta.

Y se quedó pasmado.

¿Su padre estaba ahí, besando a su madre? Shikamaru se ruborizó. Nunca los había visto besarse así...

Su padre la sostenía de la cintura y su madre le acariciaba sus brazos. Ahí, justo en la puerta. La misma puerta por donde tenía que pasar él.

Shikamaru no se movió. Se quedó absorto contemplando toda esa escena.

—Te amo —oyó que su padre le susurraba a su madre.

¡¡¿Que su padre qué?!! 

Shikamaru continuó mirándolos. Tan sorprendido estaba de vivir algo como esa posibilidad... que creyó que quizás seguía dormido... ¡¿Esa palabra tenía para su padre el mismo peso que le daba él? En eso vio a su madre sonreír algo avergonzada.

—Actúas extraño Shikaku. —balbuceó con una sonrisa— Como si no fueras a verme otra vez...—le arrugó la frente levemente.

—Voy a una guerra Yoshino.—susurró mirándola fijamente.

—Anoche también te pusiste raro.

Ella se alejó un poco y puso sus manos sobre la cadera.

—¡Mas te vale que vuelvas!—protestó—Estaré esperándote con tu comida favorita,  ¡y todo el trabajo en casa que te resta por hacer!— le lanzó otra sonrisa al final.

Shikamaru seguía sin poder creer lo que veía.

¿Ahora su madre sonreía así? Sí la había visto sonreír antes, pero no así... y no a su padre, así.... Sonreía diferente... ¡Pero si ella era fría, mandona y enojona! ¡Sobre todo enojona!

Vio que su padre volvió a besarla una vez más.

Estaban tan sumergidos en su propio mundo, que ni siquiera habían notado que hacían todo eso frente a él.

¿Es que vas a rendirte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora