Ya estás listo

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Había llegado el momento. 

Había llegado el momento de proteger al rey y poner a prueba todo el entrenamiento de su vida. 

El lugar estaba completamente lleno, y había mucha tensión. Veía shinobis correr de un lado a otro, preparando las herramientas, el equipo de enfermería... todo el ambiente era agobiante. Habían enormes filas donde se registraban a los shinobis, se les daba una bandana y se les informaba a cual división pertenecerían.

Caminó a la oficina donde estaba su padre junto a otras personas y los cinco Kages. Lo habían citado a él y a cuatro más. Serían los subcomandantes de las cinco divisiones. Shikamaru guardó sus manos en los bolsillos. Debía quedarse ahí y prestar atención.  El Raikage daba las últimas informaciones, antes de separarse. Su padre se quedaría ahí, junto a otros más del equipo de inteligencia. Había esperado algo así. Dio un suspiro. Separar a los shinobis en cinco grandes divisiones, un grupo de reconocimiento se adelantaría, y todos serían dirigidos desde este lugar, donde el estratega sería su papá. Él quedaría como subcomandante de la cuarta división, y ella comandante sería Gaara. Mendokse, vaya cargo le habían dado. Sentía la enorme responsabilidad caer sobre sus hombros. Estaba preparado. Había entrenado bastante... Pero aun así la presión que sentía era algo fastidioso.

La reunión terminó, y era hora de dirigirse a su división.

Shikamaru vio que su padre lo miró. Los demás también comenzaban a retirarse y a posicionarse en sus respectivos puesto. Su padre quedaría ahí, junto a la hokage, el Raikage, Inoichi, y algunos pocos más que no conocía. Como notó que su padre parecía querer decirle algo, guardó sus manos en los bolsillos y decidió esperarle allí. 

El Nara se acercó a él con una tranquila sonrisa, y Shikamaru no entendía cómo su padre no se encontraba aunque fuera un poco tenso con todo eso que se les venía. ¿Serían los años de experiencia? 

—¿Estás listo?—Shikaku se paró frente a su hijo.

—Supongo que sí —Tampoco era como si tuviera más opción. El Kazekage había pedido para él ese puesto.

—Lo harás bien—le sonrió su padre.

Shikamaru intentó sonreír también. Estaba demasiado tenso, y el aire era todavía denso. Costaba respirar en ese lugar.

Shikaku puso una mano en el hombro de su hijo y esperó a que este lo mirara. Miró a su hijo fijamente... con ganas de decirle un montón de cosas que no podría decir jamás si no quería causar una ruptura espacio temporal...

—Relájate...—Habló despacio. Con voz firme... pero suave. Como si se tratara de una conversión en privado, como esas que solían tener cuando jugaban una partida de shogi. Shikaku vio que había captado su atención esta vez. Shikamaru no apartaba la vista de él—... Estás listo para todo esto. Vas a ser un buen líder. Solo, no lo pienses demasiado porque entrarás a dudarlo. Estás listo.

Shikamaru miró a los ojos de su padre y asintió. Tenía que decirle que sí. ¿Cómo le decía que de solo pensar en todo eso se le revolvía todo el estómago? No iba ahí a decepcionarlo. No cuando estaba subcomandando toda una división, no cuando ponía su mano en su hombro como si...

—Hijo...—Shikaku siguió mirándolo fijamente... como si pudiera ver la desconfianza en sí mismo que Shikamaru intentaba esconderle—. Cuentas con mi apoyo para ser el próximo líder del clan. cuentas con el apoyo del Kazekage para subcomandar la cuarta división, no soy solo yo quién lo piensa... Pero nada importa lo que otros piensen si no lo piensas tú... Estás listo. Ya estás listo.

Se miraron en silencio.

Por unos segundos, Shikamaru sintió un mal presentimiento. Pero no le dio el respectivo peso. en un principio había pensado que eran las típicas palabras que un padre le diría para animar a su hijo... pero no. El tono y la mirada de su padre le dieron a entender que no. Él en serio creía que ya estaba listo para liderar todo eso... Así que no lo defraudaría. Ni a él, ni al Kazekage, ni al munod shinobi, ni a sí mismo.

¿Es que vas a rendirte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora