No puede ser eso...

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Salieron de la torre en silencio. Ni Boruto ni Sarada quisieron decir mucho mas.

Los fuegos artificiales aun iluminaban la noche e impedían que se notara el incomodo silencio que había.

La verdad es que haber oído a esos tres hombres de la arena, opinar sobre los padres de Shikadai no fue bonito. Sarada se había sentido incomoda todo ese tiempo. Cuando miraba a los padres de Shikadai de pequeños, podía sentir que si había cariño... Pero a la hora de enfrentar los argumentos de Boruto, todas sus convicciones parecían desvanecerse. Recordó que con la historia de sus padres ella estuvo apunto de llorar muchas veces, e imaginaba que a Shikadai debía pasarle igual, solo que ocultarlo era lo más apropiado.

Sarada interrumpió intentando animarlo.- Al menos amistad si desarrollaron.

-si pero también muchas peleas.-agregó Shikadai abruptamente. Parecía frío. Indiferente. Ya no planeaba buscar ni hacerse ilusiones.

La noche estaba iluminada y de pronto los tres vieron a los padres de Shikadai caminar entre la multitud. Caminaban uno al lado del otro, pero no juntos. Ni siquiera iban de la mano. No hablaban, y cada uno miraba en dirección opuesta. Si alguien hubiese pensado que eran pareja, lo habría hecho solo por el hecho de que caminaban uno al lado del otro. Nada más.

-quizás sea hora de aceptar que simplemente mis padres son una relación política. -dijo Shikadai tomando una bocanada de aire -Y agradecer que de todas forman me aman.

Sarada iba a decir algo pero Boruto le movió con la cabeza. Era mejor que se fueran.

-Espero que pronto pase todo esto-le dijo Sarada a Shikadai. Entonces se alejó entre la multitud después de que Shikadai le agradeciera la ayuda.

-Gracias también, Boruto.

-¿quieres quedarte con el papel de las fechas? ¿Por si las necesitas?


Shikadai negó con la cabeza.

-Bien. si necesitas algo, me avisas.

Se despidió y desapareció también.

Shikadai miró a sus padres una vez mas, y luego vio que ella se cruzaba de brazos por comodidad. Luego lo vio a él guardar sus manos en los bolsillos. Ni siquiera se miraban, y mucho menos se hablaban. Shikadai suspiró y volteó en otra dirección. Prefirió irse a casa más temprano. Había sido el peor festival de su vida.

No les doy mas de 5 años- había dicho el bajo - O ella se cansará de vivir bajo el ego del Nara, o él no aguantará su carácter... o quizás acepten vivir en la infelicidad por mantener el compromiso político. Hoy en día todo se resuelve con relaciones extramatrimoniales.

Al oír eso no pudo evitar pensar en la pelea que sus padres habían tenido el otro día. Su padre ya habia pensado en una posible infidelidad de su madre, ¿A caso tendría razones para pensar en eso?

Aunque no quería, seguía dándole vueltas al asunto. Entró a su cuarto, apagó las luces y se acostó. Se tapó con la manta hasta el cuello. Estaba empezando el frío del otoño así que debía taparse bien... O quizás... quizás simplemente usaba las mantas como escudo.

-quién sabe, ¡quizás no sea el final de la historia entre tu y ella!

Recordó la sonrisa que había lanzado el hombre del vaso. Era alto, cabello castaño y ojos azules, aunque no tan guapo como le parecía que era su padre... Pero, sin duda había notado que quería a su madre. El hombre había reído. y luego había decidido tener una luz de esperanza con lo que el mas bajo le había dicho.

¿Es que vas a rendirte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora