Las cosas más fáciles

682 76 84
                                    


En Suna el calor de medio día comenzaba a agobiarlos a todos, pero aun así, sus shinobis ya estaban acostumbrados.

Tocaron a la puerta.

—¿Querías verme Gaara?— preguntó Temari.

Sus dos hermanos la miraron. 

Kankuro estaba de pie al lado de Gaara, con unos papeles en la mano.

—Necesito que escoltes a un shinobi de Konoha. Llegará en unos dos días probablemente. Recién me ha llegado el mensaje.

Temari por un momento se tensó.

—¿Escoltarlo?

—Sí. Nara Shikamaru. Es tu escolta en Konoha.

Temari controló el cosquilleo en su estómago. Venía el vago.

Asinitó.

Iba a voltearse para salir, pero se detuvo.

—¿Qué pasará con mi trabajo esos días?

—avanzarás en los ratos libres. Kankuro podría ayudarte.

Kankuro se cruzó de brazos.

—¿No sería mejor escoger otra escolta para él? ¿una que tuviese menos deberes?—dijo Temari

Gaara la miró en silencio.

—A mi me da igual quien lo escolte —balbuceó Kankuro— No creo que sea importante.

Gaara seguía mirando a su hermana mientras pensaba. 

—Quizás podría ser Iwake...—miró a Kankuro.

—Está bien, lo haré yo.—dijo ella fingiendo un suspiro de cansancio. Pegó una mirada al cielo y luego se retiró.

Era mejor que ella escoltara al vago. Sería precavida, pero de todas formas lo escoltaría. 

Su estomago se apretó, y se obligó a no sonreír el resto de esos días. No quería pensar por qué, ni pensar en que al fin lo vería. 

No quería porque no debía. 



Shikamaru vió las puertas a la distancia.

Hacia tiempo que no viajaba, y menos a la aldea de la Arena. Aun así, todavía recordaba lo desértico que resultaba todo.

En la puerta vio a la misma rubia que tantas veces había tenido que esperar. Sonrió de lado. Con sus manos en los bolsillos mantuvo el paso que llevaba y aprovechó de mirarla a distancia. Ella estaba de pie, con su abanico en la espalda y con una mano en la cadera. Fruncía algo la boca y lo miraba seria. Shikamaru suspiró levantando sus cejas. Seguía siento tan problemática como el primer día. Ya podía adivinar lo que le diría.

No tardó mucho más en llegar a la puerta.

—Creí que era urgente —dijo ella—pudiste llegar antes.

Mendokse —balbuceó—así que tu serás mi escolta.—miró hacia un costado y luego levantó el centro de sus cejas. Entonces sí vería a la problemática. Sonrió.

Comenzaron a caminar hasta la torre del Kazekage.

—No creí que te enviarían a ti— continuó ella.

Shikamaru se encogió de hombros 


—porque yo resolví el código.

¿Es que vas a rendirte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora