Eres la viva imagen de tu padre

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—¡Ya estoy en casa!

Shikamaru caminó, para saludar a su madre en la cocina.

Aunque ya habían pasado algunos meses, todavía se sentía extraño llegar a casa y no ver a su padre sentado en la mesa, o en el corredor en la parte de afuera.

Suspiró.

—Siéntate a la mesa —dijo su madre— la cena ya está lista.

Shikamaru miró la mesa y caminó hacia allá para sentarse. De todo el día, esa era la parte más tediosa. Él se sentaba donde siempre, su madre también se sentaba donde siempre, y luego debían comer con el asiento vacío que había dejado su padre.

Era en serio fastidioso.

Shikamaru se sentó y apoyó los codos sobre la mesa para descansar su cabeza en una mano mientras tanto. Su madre ya llegaba a la mesa con los platos de ambos.

—¿Supiste que la embajadora de Suna conoció a un shinobi de la aldea de la nube?

«Aquí viene» Shikamaru la miró con desgano. Estaba completamente seguro de que no quería saber lo que su madre se entusiasmaba en querer contarle.

—Hace un tiempo él fue a verla a su aldea, y comenzaron una relación. Al parecer quedaron enamorados uno del otro durante la guerra —puso ambos platos y se sentó—... O eso cuentan las historias.

Yoshino se encogió de hombros y comenzó a comer. Tal parecía que su hijo se lo había tomado bien y sin sorpresas.

—Si se enamoraron en la guerra, tendrían que estar en la misma división —con completo desgano, Shikamaru también comenzó a comer.

—Sí —Yoshiro miró a su hijo detenidamente— Había olvidado que tú también estuviste en la misma división. ¿Conoces al shinobi? Es el sobrino del señor feudal del país del rayo. 

Shikamaru negó con la cabeza. Se llevo un poco de comida a la boca.

—Bueno. Lo vi una vez cuando fui a Suna —siguió comiendo. Se obligaba a hacerlo. De pronto frunció el ceño y apoyó los palillos en el plato para mirar a su madre—. ¿Cómo es que te enteras de esas cosas?

—Los rumores siempre se saben, Shikamaru. Y cuando voy a comprar las verduras, me los cuentan todos.

—¿Así, tan rápido?

Estaba algo molesto.

—Comenzaron su relación hace dos meses, hijo. Es un tiempo prudente para enterarse.

Shikamaru respiró profundamente sin que se le notara, y luego volvió a mirar su plato. Mejor sería seguir comiendo.

A partir de ahora, ya nadie los molestaría. Ya nadie pensaría que estaban juntos y eso era agradable... «Así que ya habían comenzado» Suspiró mientras se llevaba un pedazo de pescado a la boca. ¿Ya se habrían besado? A menos que la gente se lo pidiera en algún acto público, o al menos que ella ya comenzara a sentir cosas por ese tipo... probablemente no, no iban a fingir a ese nivel su relación... 

Pero él seguía molesto. 

Miró el puesto vacío de su padre. Hubiera deseado... preguntarle algunas cosas... Pero ya no se  podía. Volvió a fijar la vista en el plato para seguir comiendo. 

—Está delicioso —soltó de pronto. Recordaba que su padre se lo decía  a su madre constantemente.

Yoshino levantó la vista y le sonrió con tristeza. Luego le agradeció el cumplido camuflado de la nostalgia por ambos desear oírselo decir a Shikaku.

¿Es que vas a rendirte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora