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—Sabes que no me gustan las despedidas, pero aun así tengo que hacerlo. Te voy a extrañar mucho hija, me vas hacer mucha falta estos meses, pero seré fuerte para ti.

Mi madre me abrazó ya que estaba a punto de subirme al tren.

—También te extrañaré demasiado, mamá —respondí en su hombro.

—No te olvides de tu viejo.

Mi padre me sonrió.

—Jamás me olvidaría de ti papá.

Porque es verdad. Aunque algunas veces no era el mejor padre, sé que me amaba, a su manera pero lo hacía.

Mi padre me tomó de las manos y se reclinó un poco para quedar a mi altura.

—Hija, quiero que sepas que siempre te apoyaré y quiero verte feliz, pero por favor cuídate y siempre muestra esa hermosa sonrisa que tienes —me guiñó y me dio un beso en la frente.

Mi madre rodó los ojos con una sonrisa.

En ese momento sonó la tercera llamada.

—Hora de irme —susurré y me despedí una última vez.

Dejé rápidamente mis maletas y tuve que correr para alcanzar el último vagón.

Cuando entré me di cuenta que todos iban yendo a los vagones que estaban más enfrente y se vaciaba cada vez más.

El tren comenzó a moverse cuando ya no quedaba nadie.

—_____.

Miré y no pude evitar sonreír.

Literalmente solo habíamos cruzado un par de palabras desde el momento que llegó al colegio. Yo estaba ocupada y él pronto hizo amigos.

—André —repuse rápidamente y le di un cálido abrazo.

Creo que había muchas excusas para justificar porque ya no eramos amigos, pero solo una verdad.

—Parece que te olvidaste de mi —dijo al separarse de mi.

—Sabes que eso no es verdad.

Y es que no lo era, pero muchas cosas habían cambiado.

—Bueno, sabes que no te voy a morder si me diriges la palabra —comentó con un tono de burla.

Yo me reí levemente.

—Está bien, gracias por informarme.

Él volvió a reír pero luego se puso algo serio al desviar su mirada.

Me di la media vuelta y suspiré tan solo de verlo. Me acerqué casi corriendo y levanté mis talones para darle un beso.

—Hola, cariño —susurré emocionada.

El gris de sus ojos me invadió por completo y solo me olvidé del resto. Tomó mi cintura y me atrajo a él para besarme con mayor intensidad.

Al final me dio un corto beso y sonrió mucho más que hasta se le hicieron leves arrugas alrededor de los ojos. Se veía tan lindo.

—Lucen bien juntos —escuché a mis espaldas.

Yo fruncí el ceño y giré mi cabeza.

—Lo sé, ella es tan hermosa que me hace querer besarla a cada rato —Draco me miró y bajó su mano a mi cadera—. Sé que nos presentamos pero...

—André —terminó él—. Mi nombre es André DaCosta.

—Sí, cierto —repuso Draco con un tono neutral.

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora