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Al regresar a la sala común, nadie hablaba más que sobre lo que le sucedió a la profesora McGonagall. Muchos estaban indignados y molestos, ya que, aunque no fuera la jefa de nuestra casa, lo que le hicieron sobrepasó los limites (yo me encontraba de ese lado). Pero también estaba el otro lado, de la moneda, claramente, muchos apoyaban a la "directora" Umbridge, defendiendo que la profesora McGonagall no tuvo porque entrometerse, y que por ese motivo, estuvo bien lo que le pasó. A ese punto, me avergonzaba más que nadie llevar la insignia de Brigada Inquisitorial en le pecho.

-¿Qué dices? ¡Eso es absurdo en todos los sentidos! -exclamé indignada ante las estúpidas palabras de Crabbe.

-Ella se lo buscó, no debió meterse -contraataco con la misma excusa, con un tono desagradable.

-O sea que si Draco -señalé a Draco con mi pulgar, que estaba sentado a mi lado sin decir una sola palabra-, sale a defenderte y lo atacan, ¿pensarías que estuvo bien? -le cuestioné irónicamente, tratando de que entrara en razón con ese ejemplo.

-Si, yo no se lo pedí -contestó abruptamente sin rodeos y se negó a verme a la cara, o a Draco.

-Eres un imbécil Crabbe -le escupió Draco.

-Como sea, ese no es el caso...

-No, lo sé, pero aunque trate de explicártelo con palitos y bolitas de que eso NO fue lo correcto o la "solución", solo perderé mi tiempo, ya que eres un gran idiota y tiene una mente muy cerrada y pequeña -le espeté interviniendo, ya enojada, por sus comentarios y contestaciones mediocres.

-Será mejor que te calles o...

-¿O qué? -pregunté con un tono amenazador antes de que Draco me defendiera-. ¿Vas a golpearme? O ¿Lanzarme un hechizo?

Crabbe apretó la mandíbula y su puño izquierdo, haciendo notar sus nudillos enrojecidos.

-No, porque eres un cobarde, sabes que yo puedo derrotarte fácilmente -comenté con una sonrisa-, y a demás, yo ya no tengo suficiente tiempo para prestarte el mínimo de atención, así que me iré a dormir -anuncié poniéndome de pie, Draco me siguió-. Buenas noches -me despedí rápidamente de Pansy y Blaise, que eran los únicos que quedaban, ya que eran más de las tres de la mañana-. También a ti Draco, descansa -le dije en voz baja, cuando estuvimos más alejados de todos.

-Descansa -respondió con una sonrisa-. Por cierto -habló antes de irse-, la próxima vez que Crabbe haga enojarte, avísame, quiero ver como le respondes -dijo entre risas graves.

Solté una ligera risa nerviosa-. ¿Por qué lo dices?

-¿De verdad me estás preguntando?, ninguna chica o chico le había hablado de esa manera, ya que le tienen temor por lo grande que es, pero tú... tú supiste exactamente como sacarlo de sus casillas sin que te tocara un pelo -opinó alegremente.

-Créeme que, si me llega a tocar un solo centímetro de piel, no estará vivo para contarlo -repuso burlonamente cruzándome de brazos-. Bueno, te veo mañana... o al rato -me despedí antes de dirigirme a mi habitación.

-Te veo mañana.

-Claro... oh, espera -hablé antes de que se fuera.

-Dime.

-Tengo... que... devolverte... -murmuré mientras intentaba sacarme el anillo-. Esto... -fruncí el ceño y me jalaba el dedo, pero por más que lo intentaba, no salía.

Draco soltó otra risita-. No podrás hacerlo -dijo al verme.

-¿Qué hiciste? -pregunté confundida y alcé la vista.

-Un hechizo muy eficaz, al parecer -respondió vacilonamente.

-Ahg... Draco... esto... no... es... gracioso -me quejé casi torciéndome el dedo.

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora