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Cuatro Meses Después

—Al parecer, ya es Navidad —murmuré frente a la venta, viendo caer los copos de nieve.

—¿No te alegra? —André se sentó detrás de mi y me envolvió con sus brazos.

—Navidad siempre ha sido de mis festividades favoritas, pero esta vez... Es diferente —resoplé y el cristal se humedeció. 

—Lo sé —respondió André y recargo su barbilla en mi hombro derecho—. Pero al menos estoy contigo —me dio un beso en la mejilla que me hizo sonreír. 

—En eso tienes razón —me giré para verlo y junté nuestros labios con un tierno beso.

En eso empecé a sentir un ardor en mi antebrazo izquierdo. Mierda.

—¿Tenemos que ir? —me quejé.

—Tu padre me mataría si no estás ahí —bromeó y me ayudó a levantarme. 

—¿Estás listos? —Tom ya había bajado del segundo piso y traía mi abrigo en su mano.

—Sí —rodé los ojos, pero después le agradecí a Tom por bajar mi abrigo. 

Todos nos abrigamos y antes de cerrar la puerta, tomé mi varita y mis cigarros. 

—Odio tener que viajar de esa manera —dije con gran disgusto en mi cara al escuchar lo que nos indicaba Tom.

Tom se burló de mí y André apretó los labios. 

Golpee el brazo de Tom antes de que se fuera en forma de humo negro. Odiaba eso porque esa era una manera de distinguir a los mortifago. Antes no lo hacia, pero desde que mi padre reclutó más gente, me hizo una de las principales en sus seguidores. 

Y aunque mi padre sabia muy bien lo que hacia y donde estaba, era muy cuidadosa al momento de verme con Harry, Hermione y Ron. Aunque no los había visto desde que se infiltraron en el ministerio de magia, perdí todo contacto con ellos y eso me estresaba.

Pronto llegamos a la casa de los Malfoy, donde solo estaba Bellatrix, Narcissa, Lucius, y Draco.

Tragué duro al sentir la mirada de Draco sobre mi. Yo ni lo volteé a ver.

—Hasta que se dignan en llegar —Voldemort se quejó, al vernos entrar.

Yo fruncí el ceño y me burlé ante su queja. 

—Relájate, solo fueron como cinco minutos —respondí dejando mi abrigo y recargándome en la pared. 

Tom me advirtió con la mirada, pero de verdad me importaba una mierda. Quería ya irme de ahí, y no iba a pretender lo contrario. 

—Estás de muy buen humor, al parecer —repuso Voldemort, con ironía. 

—Sí papá —respondí con sarcasmo y una sonrisa falsa—. Así que, ya dinos porque estamos aquí. 

Mi padre se dio la media vuelta para ver a los Malfoy.

Ya que me estaba dando la espalda, solté un bufido y puse los ojos en blanco. 

—Largo —ordenó Voldemort y enseguida se salieron—. Excepto André, Draco, y tú, hija. 

Miré a Tom y André confundida. Pero Tom salió junto con los demás y cerró las puertas del salón.

—¿Tienen algo que decirme? —nos miró fijamente, uno por uno.

—¿A qué te refieres? —me lo tomé con calma, pero estaba sospechando a donde quería llegar.

—No te hagas la estúpida conmigo —se acercó bruscamente y me tomó de la mandíbula. Pronto comenzó a lastimarme, pero no hice ningún gesto—. Sé que te acostaste con estos dos, eres una puta —escupió molesto y me aventó. 

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora