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Y en un dos por tres llegó el día de irnos del castillo.

Durante todos los días solo puedo pensar en el extraño sueño, y nada más sale de mi cabeza a menos que me llamen la atención. No le he dicho a nadie sobre lo que pasó esa noche, ni pienso hacerlo para ser honesta...

Me he sentido nerviosa al hablar con André y Draco al mismo tiempo, ya que me hace recordar las cosas que formaba mi mente. Eran tan reales que no me di cuenta que era un sueño. Como cualquier sueño, esperaba que se me olvidara automáticamente, pero es más que obvio que no era un sueño común.

Me confundo aún más pensando en qué momento exacto me dormí y en qué momento comenzaron las imágenes en mi cabeza. Era algo que me volvía loca, jamás me había pasado, y darle vueltas al asunto solo me regresaba al mismo punto del que partí.

-Hola dormilona.

-Hola... André -saludé no tan alegre como él. Bajé la tapa de mi maleta y cerré los seguros.

-¿Mal humor? -preguntó con ligereza en la voz y entró en la habitación.

-No, perdón, es que yo -levanté la maleta de mi cama-, no lo sé -mentira, obviamente lo sabía, pero era imposible que le confesara que había tenido un sueño erótico con él y Draco-. Debo relajarme estas vacaciones, me he sentido más presionada porque este ciclo realizaremos los TIMOS.

-Las necesitas más que nadie, estas muy malhumorada -comentó rápidamente.

Tomó la jaula de Blair y se fue corriendo, escapando de mis golpes con el libro de Herbología. Me asomé al pasillo y solo escuchaba los apresurados pasos de André y a Blair ulular de emoción.

-Veo que ya te vinieron a dar los buenos días -Draco se acercaba con paso decidido con su usual pero encantador traje negro.

-Si te refieres a que me nombraron como "dormilona" y se robaron a Blair son los buenos días, espero que sean mejor que los tuyos...

Draco se burló de mí y tomó mi maleta para después salir al pasillo y desaparecer en una esquina. Cuando pensé que era suficiente el tiempo, tomé mi bolsa, metí algunos libros, mi varita, un espejo y un humectante de labios. Miré mi cuarto, buscando su había dejado algo olvidado por algún lado, pero al parecer no me faltaba nada. Salí de esta y cerré la habitación para después perderme en la misma esquina que el profesor Snape y Draco.

Pansy y yo ya nos encontrábamos en un compartimiento privado en el tren. Quise contarte sobre mi gran sueño, pero sabía que no tenía mucho tiempo, y justo antes de que decidiera contarle la puerta se abrió, entrando por ella Draco y André. Al verlos, miré Pansy arqueado una ceja e hice una risa extraña de confusión. Mi mayor preocupación era que Draco pensara en darle otra paliza a André, pero era todo lo contrario, hablaban de Quidditch y otras cosas tan alegres como si fueran amigos.

-No piensas en dejarle otros moretones a André ¿o sí? -preguntó Pansy apoyando su barbilla en su mano, ganándome las palabras.

-Claro que no, solo platicamos...

-Ajá, ¿Y tú André? -ahora Pansy acorraló a André.

-Dime Pansy... -respondió arqueado una ceja y pasó su mano rápidamente por su entre pierna, sin crear alguna reacción en alguien, excepto en mí, que no pude evitar mirar.

Tragué duro y rasqué mi cuello nerviosamente. ¿Qué me pasa?

-¿Ya olvidaste cuando Draco te dejó tirado en el suelo?

-No, claro que no, pero eso está en el pasado, ahora estamos mejor -chocó las palmas con Draco, los dos hicieron una sonrisa.

-Me sorprende de una buena forma -confesé recostado mi espalda en el asiento.

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora