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Las horas pasaron y yo estaba lista. Maquillada, arreglada y lista para la noche. Opté por un vestido un poco abajo de la rodilla, de un color simple pero por encima una tela delgada color negro.

No sé porque, pero el saber que El Mayor Mago Tenebroso era mi padre, obviamente no me enorgullecía. Sus "métodos de control", ya que había matado a los que me criaron toda mi vida. Mis "padres" están muertos. Voldemort, volvió a mí de una y otra manera, y descubriré todo lo que pueda sobre los que ahora son mi familia: Tom, Voldemort y mi madre, que no sé ni su nombre. Solo quiero dejar atrás todo lo que me hace daño, enterrarlo, pasar la hoja, todas esas cosas que te dicen cuando tienes que superarlo.

Cuando llegó la hora, salí de mi habitación y me dirigí a las escaleras para bajar al salón de reuniones, donde era lo bastante grande. Abrí las puertas, y al entrar, varias personas estaban esperándome, unas cuantas que no conocía, pero supongo que eran grandes seguidores de mi padre. Mis pasos resonaron por los tacones, rompiendo con el profundo silencio que había. La chimenea estaba prendida, las cortinas estaban abiertas, permitiendo que la luz de la luna entrara. Eso, era toda la iluminación que había.

Voldemort sonrió al verme entrar, esperándome en el centro, con su varita en mano. El profesor Severus Snape estaba a su derecha, como a unos dos metros y Tom estaba a la misma distancia, solo que a su izquierda. Draco estaba más alejado, del lado de Snape junto con Narcissa. Me sorprendió ver a los padres de André, que estaban a su espalda, me sonrieron tímidamente al verme.

-Hija -me saludó haciéndose a un lado para que estuviera en el centro.

-Padre -respondí con el mismo afecto que él lo hizo.

-Te ves muy bonita, hermanita -comentó Tom en voz baja, acercándose a mi otro lado. Voldemort se aceró a Snape, alejándose un metro-. Tus novios no te quitan los ojos de encima -me susurró con un tono burlón, cuidando de que nadie más pudiera oírnos.

-Imbécil -respondí en voz baja e hice una sonrisa rápida.

Me dio un codazo en el brazo, pero no me lastimó. Hizo una última risita discreta y volvió al lugar donde estaba. Mire al frente y Voldemort ya tenía su varita.

-¿Estas lista hija? -me preguntó Voldemort con voz calmada pero sin quitarle la profundidad y poder que transmitía.

-Sabes que sí, padre -respondí segura de mi misma, con una sonrisa victoriosa.
...

Una semana más de vacaciones se fue. Cada mañana después de esa noche, despertaba y lo primero que hacía era mirar mi antebrazo, pasar mis dedos sobre la marca para luego levantarme. No sé porque lo hacía, creo que era para asimilar que no había vuelta atrás, pero, aunque la hubiera, no la tomaría.

-Oye, tus notas llegaron -anunció Tom, entrando a mi habitación con un sobre. Se sentó a mi lado sobre la cama y me la entregó-. Me debes un favor -dijo después de que lo tomé.

-Por favor, solo me trajiste hasta mi habitación un estúpido sobre -respondí rodeando los ojos.

-Lo sé, pero es sobre tu TIMOS, lo que lo hace más importante, ¿no crees?

-Ya cállate -puse los ojos en blanco y rompí el sobre, saqué la carta y comencé a leerla.

Fui directo a lo que me importaba, las notas finales.

-¿Reprobaste?

-Shhh, guarda silencio, estoy leyendo -le ordené rápidamente, ya que estaba realmente nerviosa. Seguí saltándome y yendo a lo más importante-. ¡No puede ser! ¡Saqué siete Extraordinarios y solo dos Supera las expectativas!

Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora