Hazme suspirar {Draco Malfoy y tú}

~83~

Desempacaba mis maletas mientras veía el mar. Estaba tranquilo y la puesta de sol estaba comenzando. Sonreí al recordar cómo había sido llegar a ese lugar por primera vez.

Ahora en lo único que podía pensar es que si volvería a ver a mis amigos con vida y volver a este lugar. Pasar todo el día en la piscina hablando de cualquier estupidez. Mirar la brillante sonrisa de André o los hermosos ojos de Draco.

Solo podía pensar en ellos. Mi corazón a un latía por Draco constantemente, aunque quisiera engañarme a mí misma. Estoy perdidamente enamorada por Draco y me consume. Pero amo a André más de lo que creo.

Suspiré y cerré los ojos por un momento. Odio sobrepasar las cosas.

Respiré variadas veces y seguí desempacando. Ordené todo en su lugar ya que pasaría un largo rato en esa casa.

Estaba por terminar cuando vi el sobre que decía mi nombre, el que había encontrado en casa de mis padres. Era bastante grande y parecía contener muchas cartas dentro.

Me senté sobre la cama y rompí el sobre para sacar todo lo que tenía dentro. Estaba en lo correcto, eran cinco cartas.

Querida hija

No estoy segura si esto llegará a tus manos algún día, pero espero que por tu bien sea así.

Desde que llegaste a nuestras vidas todo fue más claro y mejor para nosotros. Fuiste una sonrisa desde que te vimos envuelta en esa cobija negra que contrarrestaba con el rosado de tu piel.

Fuiste la hija que siempre quisimos.

Aunque no seas de nuestra sangre, si eres del mismo amor. Nosotros te criamos lo mejor que pudimos y como creímos que era correcto.

Lamentamos haberte mentido y no estar ahí para ti.

Sé que no te volveremos a ver, pero te amamos mucho, demasiado y siempre serás nuestra niña.

Tu padre y madre. Con amor.

Limpié rápidamente mis lágrimas con mi mano y cerré los ojos. Ya sabía que no era su hija biológica. Sabía ya todo, pero leerlo y darme cuenta de cuál era mi realidad me llegó justo en el corazón. Todo me cayó como un balde de agua fría.

Ellos sabían que iban a morir, por esa razón me dejaron tantas cartas que me faltaba por leer.

Solo hubiera deseado que me abrazaran una última vez donde supiera que sería el último gesto de amor.

Tomé otra carta y esta era más larga. Me dispuse a leerla.

Mi niña

A este punto sabes muchas cosas que no quería que supieras, pero la verdad siempre llega.

Para mí lo eres todo. Eres mi hermosa hija de ojos azules, aunque siempre los tuviste de un color miel. Este no durará para siempre.

No te tuve en mi vientre, pero sé que lograste meterte en mi corazón desde que me miraste y desde el momento que te tuve en mis brazos. Desde tu primera risita que escuché. Desde tus primeros pasos. Desde tu primera palabra. Desde tus inicios.

Sin duda no me importaron las horas que no dormía solo para verte bien. Una madre hace todo por sus hijos.

Y tú en un momento lo fuiste, pero no lo sabias.

No te dije la verdad para protegerte del dolor. No conocías a tu bebé que se formaba en tu vientre, y no estaba segura si lo querías o no, pero estaba ahí. Apenas era células, pero mientras más avanzará el tiempo, se convertiría en un bebé.